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Te lo digo yo, que se (experto) de lo que hablo/afirmo: (pedagogía aparte)
La mayoría de los que afirman saber de ciencia ( pormenorización al respecto ), sentencian: “la teoría/ley de gravitación universal es un hecho”. Bien, y ¿eso qué
significa? Posiblemente para muchos un “hecho científico”, algo así como: “una observación verificada sistemática y repetidamente, por lo cual; a
fines prácticos se toma como (cierta)”.
Claro que, intuyo que el término “cierto”
no será entendido en su acepción: “conocido
como verdadero, seguro, indubitable”;
sino en su carácter pragmático. Aunque para ser algo más preciso he encontrado
definiciones de “ley científica” (
pormenorización al respecto ) y
de “modelo/teoría científica” que podrían
confundirnos (bueno, confundirme), un poco.
De cualquier forma, quiero creer que los
científicos y/o sabedores de ciencia, no nos piden aceptar que: “la ciencia
trata de verdades”. ¿O desechamos eso de: la ciencia, trata de cómo se
comportan entidades abstractas que crea y usa para representar sucesos físicos (modelos) – cuidando, hasta cierto grado, su consistencia interna y de alguna forma,
excluyéndose, de alguna forma, de cualquier disonancia o sesgo cognitivo – y no de lo que esas cosas son?
Aunque uhm, me pregunto: cuantos
llegado a este punto exclamaran “Bah, pura
dialéctica” – ver confundir el modelo con lo modelado
(
pormenorización al respecto ) –.
Bueno esperanzado en que estas dudas sean
infundadas, resta solo esperar entender
la autorizada afirmación sobre: lo que es ciencia.
Nota: asumiré que, alguien podría argumentar
– y en particular, en el ámbito
científico –: solo aquellos poseedores de específicos certificados y un específico
equipamiento de laboratorio, podrán emitir emitir
opiniones/afirmaciones sobre dichos temas y los que, a entender del emisor,
estén suficientemente relacionados. Como si, toda discrepancia, se remitiese indefectiblemente a: cuantos dígitos resultan significativos de un específico
dato científico (resultado experimental), resolver solitaria y manualmente ecuaciones diferenciales e integrales
múltiples (preferiblemente complejas), o a cuestiones por el estilo.
Ni que hablar, de la necesaria incapacidad
de tergiversar, su infalibilidad experimental
e interpretativa – en ocasiones
multidisciplinaria – así como la inexistencia de discrepancias entre las
filas, de esos afortunados dechados de virtudes. Y bueno. Mejor no calificar a cientificistas ( pormenorización
al respecto ) y afines en este respecto.
Algunos
conceptos, quizás interesantes: (claro
que, vagamente citados)
La ciencia es el
conjunto de conocimientos sistemáticamente estructurados obtenidos mediante la
observación de patrones regulares, de razonamientos y de experimentación en
ámbitos específicos, de los cuales se generan preguntas, se construyen
hipótesis, se deducen principios y se elaboran leyes generales y esquemas
metódicamente organizados…
Paradigma:
El conjunto de modelos que es
reconocido (por la mayoría, por los principales referentes (autoridades), y en
última instancia: por quien lo toma como argumento válido), sobre cierta
disciplina, en nuestro particular: científica.
Nota: dedicado, para todos “esos expertos” que, pretenden ningunear/desestimar la gravitación (newtoniana) – modelización ( pormenorización al respecto ) mediante una fuerza – al afirmar que: actualmente – ahora, sí que sabemos ( pormenorización al respecto ) lo que afirmamos –, “todo experto que se precie”, sabe que la gravitación remite a la tangible y exhaustivamente comprobada curvatura del espacio-tiempo (einsteiniana) – y en ello, de alguna no-paradójica forma se escinde de ser un modelo {a mí, no me miren} –. A todas esas luminarias, les pediría que tratasen siquiera de entender lo vertido en: ( pormenorización al respecto ).
Cambio
de paradigma: (según Kuhn)
Se encuentran
limitaciones en la teoría científica reinante (paradigma), si es posible se
crean modelos ad-hoc que las resuelvan; pero esto puede ser el caldo de cultivo
para que un cambio de paradigma germine y quizás desencadene en una nueva
teoría científica que incluya esos ad-hoc de forma generalizada y de pronto...
tenemos el nacimiento (en general problemático –resistido–), de un nuevo
paradigma. Sí, es una versión muy simplicista, coincido; pero…
Una teoría
científica es un conjunto de conceptos, incluyendo abstracciones de fenómenos
observables y propiedades cuantificables, junto con reglas (“leyes científicas”) que expresan las
relaciones entre las observaciones de dichos conceptos…
Desde Popper, básicamente una teoría
científica debe poder ser falsable; y además claro reproducible. Simplificando,
válida hasta que se encuentren datos experimentales que la refuten (aunque no siempre es tan drástico el abandono de una
teoría).
Incluso se llega a
sacrificar el “sentido común” (mismo
que en el resto de circunstancia es apelado como tamiz para diferenciar lo que
es ciencia de lo que no es), en aras de la eficacia predictiva.
Una ley
científica es una proposición científica
que afirma una relación constante entre
dos o más variables o factores, cada uno de las cuales representa (al menos
parcial e indirectamente) una propiedad de sistemas concretos. Se define
también como una regla y norma constante
e invariable de las cosas, nacida de la causa primera o de las cualidades y
condiciones de las mismas. Por lo general, se expresa matemáticamente.
§ Dicen que el físico-matemático Henri Poincaré la definió como:
Un vínculo constante entre un antecedente y un consecuente,
entre el estado actual del mundo y su estado inmediatamente posterior.
§ ¿Hablando de omnisciencia total {no tan redundante para específicos tiquismiquis – alias: filósofos trasnochados –} de específicos científicos? ¿O será, de la
omnisciencia total
de un específico sistema lógico?
§ …
Sintéticamente hablando:
Bueno, eso
creo. La regularidad de una “teoría
científica”, no está asegurada (válido hasta que...), en cambio una “ley científica”, parece tener dicha
regularidad asegurada (ojo, por definición).
La virtud expresada como defecto:
1)
No se
abandona algo por algún error u omisión:
El
modelo estándar es capaz de describir todas las partículas que conocemos.
Absolutamente todas. Sin embargo, resulta que la estructura de una teoría gauge
no permite que unas partículas concretas (las W y Z) tengan masa.
La dificultad esencial de esta teoría es que
los bosones del estado inicial simétrico debían ser de masa nula (la masa nula
de los bosones de interacción origina una fuerza a gran distancia), mientras
que se necesitan bosones intermedios (partículas que originan la fuerza) muy
masivos para justificar la interacción débil (corto alcance). El mecanismo de
Higgs, permite resolver esa dificultad, mediante la ruptura espontánea de
simetría hace masivos los bosones W y Z (interacción débil) y mantiene nula la
masa del fotón (interacción electromagnética).
Pero
nosotros hemos visto esas partículas en laboratorios, y resulta que sabemos que
sí tienen. Vaya, con lo contentos que estábamos, la masa nos la vuelve a liar
gorda.
Normalmente,
si una teoría describe mal la realidad,
el método científico nos dice que debemos tirarla a la basura, es hora de
intentar con otra nueva. Y, en el fondo, eso es lo que hacemos. Pero como el
modelo estándar funciona bien en el resto de experimentos, la nueva teoría que
probamos es de hecho una versión modificada del modelo estándar.
Y
esa modificación recibe el nombre de partícula de Higgs. No voy a entrar en
detalles, pero básicamente resulta que si existe esa nueva partícula, entonces
las partículas problemáticas sí pueden tener masa, y todo encaja perfectamente
cómo debe.
Explicado así,
parece que sea una nueva chapuza para que todo cuadre. Y lo es, que
esperabais. Pero si el Higgs ha tenido tanta aceptación, es porque,
además de la masa de las partículas, ha permitido predecir algunas relaciones
entre parámetros que no conocíamos. Es decir, experimentalmente funciona.
Eso
sí, no hemos sido capaces de ver el maldito bosón por ningún lado. Y eso que
estamos buscando mucho. Dependiendo de cómo sea, es posible que el gran
colisionador de hadrones (LHC) de Ginebra lo encuentre pronto.
Y
si resulta que no existe, tampoco
pasaría gran cosa. Desde entonces se ha trabajado en métodos alternativos;
los físicos estamos bien armados tanto para el día en que se encuentre, como para el
día en que se confirme su no existencia. Seguramente, los medios de
comunicación se lo tomarán peor.
En
fin, amigos. Os dije que el concepto de masa tenía tela. Se empezó a usar sin
entenderlo muy bien. Costó dos siglos arreglarlo del todo… O eso creíamos,
porque nos tuvimos que inventar el Higgs para mantener lo que ya sabíamos. Y
por si fuera poco, todo el mundo lo sigue confundiendo con el peso.
§
http://www.xatakaciencia.com/fisica/que-es-la-masa-y-ii
2)
¿Qué sostuvo, como paradigma científico, a la mecánica newtoniana desde 1859 hasta
1915?
Si tomamos al pie de la letra la doctrina falsacionista (ingenua) – si
bien, fue publicada en 1934: La
lógica de la investigación científica (en alemán) –, deberíamos concluir
que: la mecánica
newtoniana quedó falsada ya a mediados del siglo XIX por el comportamiento anómalo de la órbita de
Mercurio.
Para un popperiano estricto, la idea de dejar a un lado ciertas
dificultades, como la de la órbita de
Mercurio, con la esperanza de que sólo sean temporales no es más que una
estrategia ilegítima tendente a eludir la
falsación. Los astrónomos, empezando por Le Verrier en 1859, observaron que
la órbita de Mercurio es ligeramente
distinta de la que predice la mecánica
newtoniana: la
desviación corresponde a una precesión
del perihelio (punto de la órbita más cercano al Sol) de Mercurio de unos
43 segundos de arco por siglo (se trata de un ángulo extremadamente pequeño: un
segundo de arco equivale a 1/3600 de grado y un círculo está dividido en 360
grados). Para explicar este comportamiento anómalo – también se encontró
otro en la órbita de Urano – en el
contexto de la mecánica Newtoniana –
válida para
masas relativamente pequeñas o distancias relativamente grandes, respecto del
centro de masa del sistema (nota:
recordemos también, que la Ley de gravitación
universal de Newton, se restringe exclusivamente a cuerpos masivos) – se postularon distintas hipótesis: por ejemplo, suponiendo
la existencia de un nuevo planeta intra-mercuriano
– Vulcano
(inobservado debido a que su brillo seria opacado por el del Sol debido a su cercanía
a éste) –, algo perfectamente natural, habida cuenta del éxito de este enfoque
en el descubrimiento de Neptuno. No obstante, todos los intentos realizados
para detectarlo, fracasaron y, al final, en 1915, la anomalía se explicó como
una consecuencia de la teoría de la relatividad
general de Einstein.
§
Imposturas Intelectuales pág. 78 (junto a precisiones mías)
3)
Autoridad tardíamente irreconocible:
Uno de los mayores empeños de la psicología
experimental es localizar, describir y analizar los aspectos comunes de la
experiencia humana; aquellas características del pensamiento que son
independientes de la cultura de cada cual. Los rasgos comunes a todos los seres
humanos estarían por debajo de los comportamientos y formas de pensar de todas
las personas, y se convertirían así en valiosísimas herramientas para entender
la condición humana. Durante decenios los psicólogos experimentales han
desarrollado métodos de análisis cada vez más sofisticados y objetivos
(medición de actividad de áreas cerebrales en relación con tareas mentales, por
ejemplo) para conseguir este objetivo. Pero hay un pequeño problema que puede
estar dando al traste con cualquier avance en este sentido; tal y como se hacen
estas investigaciones sabemos que están afectadas de sesgo
de confirmación. La psicología que estamos estudiando no es la
del ser humano, sino la del estudiante universitario de psicología
estadounidense.
Los estudios de psicología experimental utilizan
sistemáticamente como conejillos de indias a estudiantes universitarios del
campus donde se realizan, muy frecuentemente de la misma facultad. Debido al
liderazgo de las universidades estadounidenses en éste (y muchos otros) campos
de investigación la abrumadora mayoría de los analizados son de este país; nada
menos que el 68% de los sujetos experimentales en una muestra de centenares de
publicaciones aparecidas en revistas líderes en psicología experimental. Si
incluimos el resto de los países que se suelen considerar colectivamente como
'Occidente', el 96% de los analizados proceden de allí. Y de ese 68% de
estadounidenses nada menos que el 67% eran estudiantes universitarios de
psicología; el 45,56% del total.
Esto supone que en efecto, todo lo que sabemos
proviene de miembros de una cultura dominante y culturas cercanas, por lo que
extrapolar al conjunto de la experiencia humana es erróneo. Pero la cosa
empeora si lo pensamos un poco más, porque típicamente los estudios los llevan
a cabo... estudiantes de doctorado, dirigidos por psicólogos. Es decir, que
quienes hacen el estudio y quienes participan como sujetos experimentales son
básicamente la misma gente: miembros de las mismas castas socioeconómicas
dentro de las mismas culturas. De modo natural los experimentadores y los
experimentados tienen numerosas experiencias en común, lo que provoca el sesgo
de confirmación. Y sabemos con certeza que cuando se comparan este tipo de
poblaciones (occidentales, de países democráticos, relativamente ricos y bien
educados) con poblaciones diferentes (del Tercer Mundo, pobres, bajo nivel
educativo, viviendo en países autoritarios o caóticos) surgen grandes
diferencias en elementos clave.
No sólo quien vive fuera de Occidente tiene juicios
morales y conocimientos muy distintos de quienes vivimos aquí, sino que
aparecen diferencias en áreas como el razonamiento, las ideas de equidad, la
cooperación o la heredabilidad del cociente intelectual. Pero, increíblemente,
también en procesos básicos de la percepción como son el razonamiento espacial
o el análisis visual. Gentes que vienen de distintas culturas no sólo actúan de
modo diferente sobre el mundo; literalmente ven el mundo de forma distinta. Y
el hecho de que las investigaciones psicológicas se concentren en un pequeño
subsector de la Humanidad nos proporciona una visión limitada y muy parcial de
lo que realmente es el ser humano. No conocemos la psicología humana, sino la
de los estudiantes de psicología estadounidenses.
4)
Solo otra resistencia al cambio:
El resultado del experimento de Michelson y Morley
está claramente en contradicción con el modelo de ondas electromagnéticas que
viajan a través de un éter, y debería haber hecho que el modelo del éter fuera
abandonado. Pero el objetivo de Michelson había sido medir la velocidad de la
luz con respecto al éter, pero no demostrar o refutar la hipótesis del éter, y
lo que halló no le condujo a concluir que el éter no existiera. Ningún otro
investigador llegó, tampoco, a dicha conclusión. De hecho, el célebre físico
sir William Thomson (lord Kelvin) afirmó, en 1884, que “el éter luminífero es
la única sustancia de la cual estamos seguros en dinámica. Una sola cosa
tenemos por cierta: la realidad y la sustancialidad del éter luminífero”.
! ¿Cómo se podía creer en el éter a pesar de los
resultados adversos del experimento de Michelson y Morley? Tal como hemos dicho
que a menudo ocurre, la gente intentó salvar el modelo mediante adiciones
artificiosas y ad hoc. Algunos postularon que la Tierra arrastraba consigo el
éter, de manera que en realidad no nos movemos con respecto a él. El físico
holandés Hendrick Antoon Lorentz y el físico irlandés Francis FitzGerald
sugirieron que en un sistema de referencia que se moviera con respecto al éter,
y probablemente por algún efecto mecánico aún desconocido, los relojes
retrasarían y las distancias se encogerían, de modo que siempre se mediría que
la luz tiene la misma velocidad. Los esfuerzos para salvaguardar el concepto
del éter continuaron durante casi treinta años, hasta un notable artículo de un
joven y desconocido empleado de la oficina de patentes de Berna, Albert
Einstein.
! Einstein tenía veintiséis años en 1905, cuando
publicó su artículo “Zur Electrodynamik bewegter Korper” (“Sobre la
electrodinámica de los cuerpos en movimiento“), En él hizo la sencilla
hipótesis de que las leyes de la física, y en particular la velocidad de la luz
en el vacío, deberían parecer las mismas a todos los observadores que se
movieran con movimiento uniforme. Pero esta idea exige una revolución en
nuestros conceptos de espacio y tiempo. Para ver por qué es así, imaginemos que
dos sucesos ocurren en el mismo lugar pero en instantes diferentes, en un avión
de reacción. Para un observador en el avión, habrá una distancia nula entre
esos sucesos, pero para un observador en el suelo los dos sucesos estarán
separados por la distancia que el avión ha recorrido durante el intervalo entre
ambos. Ello demuestra que dos observadores que se están desplazando uno
respecto al otro discreparán en la distancia entre dos sucesos.
§ Traducción:
El gran diseño, pág. 39
5)
¿Efecto
halo, análisis científico o personalidad demasiado apodíctica?
Dr. Goswami:
Profesor
de física en la Universidad de Oregon Instituto de Ciencia Teórica de más de 30
años, (ahora retirado) Dr. Goswami es un revolucionario en un número creciente
de científicos renegados que en los últimos años se han aventurado en el
dominio de lo espiritual en un intento de interpretar los resultados
aparentemente inexplicables de sus experimentos... y para validar sus
intuiciones sobre la existencia de una dimensión espiritual de la vida.
Dr.
X:
Datos del perfil (público):
Intereses: ...
Ocupación: ...
Relación con la Física: ...
Nivel en física:
Doctorando en Física.
Origen de la controversia: (aunque no creo
que se agote tan solo en esto)
Dr.
Goswami:
Se
ha comprobado experimentalmente que, cuando los objetos cuánticos se vinculan
adecuadamente, se influyen mutuamente de forma no-local, es decir, sin la
mediación de señales a través del espacio y sin utilizar un tiempo finito. Así,
los objetos cuánticos vinculados deben de estar interconectados en unos
dominios que trascienden el espacio y el tiempo. No-localidad implica trascendencia,
de donde se sigue que todas las ondas cuánticas de posibilidad residen en unos
dominios que trascienden el espacio y el tiempo; los denominaremos «dominios de
la potencia trascendente» (potencia en el sentido de potencialidad), por utilizar
el término de Aristóteles que adoptara Werner Heisenberg.
Dr.
X:
Este individuo
(refiriéndose al Dr. Goswami), no tiene credibilidad en el campo de la
física y no dice más que tonterías.
Bien porque no ha "llegado a nada" en el campo de la física, bien
porque ya sufre demencia senil, bien porque busca fama y dinero, ... no sé por qué,
pero lo que escribe son un puñado de
tonterías sin base científica alguna, mezclando física con intuiciones de
tipo espiritual-religioso, que es la "salida" que tienen los
frustrados, los tontos y los cobardes cuando no encuentran una
explicación plausible a los fenómenos físicos o cuando la misma experimentación
refuta sus teorías. Vamos,
lo que transcribes aquí (refiriéndose al que posteo el
extracto controvertido), de este Amit Goswani son tonterías sin validez alguna. Como todo lo que hace este
individuo.
Extra: cuanto más pienso en los aspectos físicos de la teoría de Schrödinger, más repulsiva me parece, en otras palabras: es una mierda.
(Heisenberg,
carta a Pauli el 8 de junio de 1926).
6)
Respetabilidad consecuencia de la autoridad, ¿y viceversa?: (Discrepancia teórico-experimental)
Se supone que las reacciones nucleares que
alimentan la energía solar emiten grandes cantidades de las partículas
subatómicas llamadas neutrinos. Combinando las teorías actuales de la
estructura del Sol, de la física nuclear y de la física de las partículas
elementales, es posible obtener predicciones cuantitativas del flujo y de la
distribución de energía de los neutrinos solares. A partir de los años sesenta,
los físicos experimentales, siguiendo la labor precursora de Raymond Davis, han
estado intentando detectar los neutrinos solares y medir su flujo. Lo cierto es que las partículas sí se han
detectado, pero el flujo apenas llega a un tercio de la previsión teórica.
Los físicos especializados en partículas elementales y los astrofísicos están intentando determinar si la desviación se debe a
un error experimental o teórico y, en este último caso, si el error proviene de
los modelos de partículas elementales o de los modelos solares.
Así pues, es razonable esperar que, en el curso de
los próximos años, la acumulación de diversos datos, tomados en su conjunto,
indique con exactitud la solución correcta. Sin embargo, son posibles otros
desenlaces, por lo menos en principio: la controversia se podría extinguir a
causa del interés cada vez menor por este asunto, o porque, finalmente, el
problema se considerara demasiado difícil de resolver. Es evidente que, a este
nivel, influyen sin lugar a dudas los factores sociológicos (aunque sólo fuera
debido a las limitaciones presupuestarias de la investigación).
Sin embargo, nosotros que no nos ocupamos
profesionalmente del problema de los neutrinos solares, ignoramos por completo cuál
es el número de estas partículas que el Sol emite. Quizá pudiéramos hacernos
una idea aproximada de ello analizando la literatura científica acerca del tema
o, en su defecto, examinando los aspectos sociológicos del problema: por
ejemplo, la respetabilidad científica de
los investigadores involucrados en la controversia.
No hay duda de que, en la práctica, y a falta de algo
mejor, esto es lo que hacen los científicos que no trabajan directamente en el
campo en cuestión.
§ Imposturas
Intelectuales pág. 107
7)
[ Resistencia
a la Relatividad Especial y General ]
8)
Confía en mí, que se lo que publico.
(Actualización 09/05/2014): Nora Bär
Los científicos que
el 18 de marzo anunciaron haber detectado ondas gravitacionales, " los
ecos del Big Bang ", la evidencia de que el universo pasó por un período
de rápida inflación menos de un segundo después de la explosión inicial, se
apuraron a festejar. Equipos independientes (uno de ellos, el del argentino
Matías Zaldarriaga, que trabaja en el Instituto de Estudios Avanzados de
Princeton, en los Estados Unidos) descubrieron que habían subestimado el
"ruido" que introduce en las mediciones el polvo interestelar. Aunque
todavía resta confirmarlo con nuevas observaciones, los especialistas ya no
creen en el hallazgo.
"Parece que la gente del Bicep 2 [así se
llama el experimento] cometió un error", dice Zaldarriaga, que ya dio
una conferencia para explicar los hallazgos en Caltech y otra en la Universidad
de Stanford, donde trabajan varios de los integrantes del equipo de
investigadores.
Éste es sólo un
ejemplo de un fenómeno que incomoda a los científicos: las retractaciones
(retirar publicaciones por errores, falsedad o manipulación de datos) están
creciendo y se producen cada vez en plazos más breves. Trabajos que llegaron a
las tapas de los diarios en todo el mundo debieron ser corregidos o retirados
por contener fallas graves, descubiertas por otros científicos.
Hace apenas unos
días, Haruko Obokata, del Centro Riken, de Kobe, Japón, aceptó retractarse de
uno de los dos controvertidos trabajos en los que afirmaba haber creado un
nuevo tipo de células madre con sólo sumergir células adultas en un medio ácido
durante 30 minutos. Los estudios,
considerados un hito, se publicaron en Nature en enero, pero fueron atacados
casi inmediatamente cuando otros científicos comprobaron que contenían imágenes
manipuladas y duplicadas.
En otro paper
ampliamente difundido el año pasado, investigadores de la Universidad de Oregon
afirmaron haber conseguido la "figurita difícil" que se disputaban
varios grupos al crear células madre específicas del paciente reprogramando
óvulos hasta un estadio embrionario. Errores
en cuatro datos y la acusación de que el trabajo había sido aprobado tras sólo
unos días de referato, hicieron sospechar que podía tratarse de un fraude, pero este año los hallazgos finalmente pudieron reproducirse.
El primer artículo
retractado por plagio se publicó en 1979. Para algunos, la multiplicación de
retractaciones que se registró desde entonces es signo de una mayor exigencia
de transparencia de la propia comunidad científica. Pero hay quienes dicen que
lo que finalmente se da a conocer es sólo la punta del iceberg. En un artículo
publicado en Nature, Richard van Noorden
calcula que en la última década el número de retractaciones se multiplicó por
10, mientras el de publicaciones creció 44%. La mitad de las retractaciones se
deberían a conductas fraudulentas.
Una revisión ya
clásica de Daniele Fanelli en Plos One afirma que entre el 1 y el 2% de los
científicos admite haber inventado o modificado datos por lo menos una vez,
pero más del 30% dijo conocer a alguien que había incurrido en este modus
operandi.
Hoy, la visión del
científico como un ser impoluto está dejando paso a la de un personaje movido
por intereses y emociones tan humanas como las del resto de los mortales.
En agosto de 2010, el
periodista científico Ivan Oransky fundó con Adam Marcus el blog Retraction
Watch para traer a primer plano estos casos. "Habíamos cubierto
retractaciones durante años y nos dimos cuenta de que detrás de cada una había
una historia que merecía ser contada", dice Oransky, desde Nueva York.
Aunque al principio
creyeron que iban a publicar un post de vez en cuando, hoy están produciendo
dos por día. "Creemos que la ciencia debe corregirse a sí misma -explica
Oransky, director editorial de MedPage y profesor de la Universidad de Nueva
York-. Si la ciencia no habla de sus faltas, lo harán sus enemigos. La verdad
siempre aparece, y si simplemente ocultamos los errores y las fallas, no
tendremos credibilidad."
Oransky cuenta que
constantemente les dicen [a él y a Marcus] que no hagan tanto hincapié en las
faltas. "Pero están equivocados -subraya-. Dicen «ok, hay errores, pero
barrámoslos debajo de la alfombra». Sin embargo, no se puede seguir asegurando
que los problemas no existen..."
"Creo que es un
signo de los tiempos -opina Pedro Bekinschtein, investigador del Instituto de
Biología Celular y Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UBA-.
Seguramente ocurría antes, pero es probable que ahora suceda con más frecuencia
porque hay más científicos, y también más probabilidad de que alguien mienta o
fabrique datos. Pero hay una razón de fondo que excede el simple ego de los
investigadores o la intención de ser «el primero». Hay muchísima presión, sobre
todo en los países desarrollados, por publicar en lo que se conoce como
revistas de «alto impacto». Muchas veces es el mismo jefe de grupo el que
traslada la presión a los posdocs o doctorandos, y algunos fabrican datos para
congraciarse con él."
Para Alberto
Kornblihtt, multipremiado investigador del Conicet, "La mentira tiene
patas cortas. Si algo es cierto, debe poder ser reproducido por otros
experimentadores. Cuando esto no ocurre, primero se abre la puerta a la
sospecha y, luego, al escándalo. ¿Qué lleva a un investigador a cometer fraude?
Afán desmedido de fama, reconocimiento de sus pares y la sociedad, viajes,
mayores subsidios y dinero. También contribuyen la presión institucional o
gubernamental, el mesianismo, el temor al fracaso. Pero paradójicamente, los
mismos motivos que promueven el fraude ayudan a prevenirlo. Quien quiera
alcanzar y mantener la fama, será mejor que se comporte honestamente, porque
corre el riesgo de perderlo todo."
Pablo Argibay,
director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital
Italiano, cree que hoy se combinan fortísimos intereses económicos.
"Apenas un investigador tiene algo patentable entre manos, se acercan
inversores de riesgo que aportan millones, pero quieren salir rápido del
«riesgo» -dice-. Los grupos quieren publicar rápido para conseguir más recursos
y para lucrar en algunos casos. A veces hablás con investigadores que tienen
una especie de «alucinación» intelectual. Ven resultados donde sólo hay
humo."
Para Bekinschtein,
dado que el sistema "publish or perish" (publica o perece) seguirá
existiendo, quizá las ciencias biomédicas deberían adoptar un sistema de
repositorios de datos "crudos", abierto a toda la comunidad
científica. "Así, sería mucho más difícil que una manipulación estadística
o una falsificación de datos pase desapercibida", destaca.
Acerca
del Bicep 2, Zaldarriaga comenta: "Después de que se presentaron los
resultados, hubo peleas en blogs, rumores de todo tipo, ataques personales,
idas y venidas en Twitter. Los distintos grupos «actuaron» un poco para los
medios. Nunca hubiera creído que iba a ver eso en la cosmología, algo tan
distante de la vida cotidiana...".
Todo indica que en
lugar de ofrecer evidencias de la inflación planteada por Guth y Linde (que en
septiembre recibirán en Oslo el premio Kavli, de un millón de dólares, por sus
aportes) los científicos de Harvard podrían haber detectado sólo polvo
interestelar. "Parece que todas las estimaciones están mal", afirma
Zaldarriaga. Pero enseguida agrega: "Sin embargo, hay algo positivo en
todo esto: publicar es más fácil y no es una garantía, pero cuando algo se da a
conocer, hay un referato público más estricto. Son muchos más los que te están
mirando".
Historias
en las que confluyen desde errores leves hasta invención de datos
Clonación de células:
El 15 de mayo de
2013, los diarios publicaron que científicos estadounidenses habían logrado
extraer células madre humanas de óvulos clonados con la misma técnica que
produjo a la oveja Dolly. El estudio, dirigido por Shoukhrat Mitalipov, de la
Universidad de Oregon, en los Estados Unidos, fue publicado en la revista Cell
y duramente criticado por haber sido aceptado tras un proceso de referato
inusualmente breve. Sólo pudo ser reproducido un año más tarde
Células madres en 30 minutos:
El 28 del mes pasado,
Haruko Obokata, del Centro Riken de Biología del Desarrollo, en Kobe, Japón,
aceptó retractarse de uno de los dos controvertidos trabajos que había
publicado en Nature y en los que afirmaba haber logrado crear células madre
pluripotentes sumergiendo células adultas en un medio ácido.
Ondas gravitatorias:
Una colaboración
internacional se apuró a anunciar en marzo (antes de publicarlo) que había
tenido éxito en su intento de detectar ondas gravitacionales utilizando un
radiotelescopio ubicado en el Polo Sur llamado Bicep2. Se lo consideró uno de
los hallazgos más importantes del siglo, pero pocas semanas más tarde los
físicos encontraron errores en el trabajo. Sugieren que lo que detectaron puede
no haber sido más que polvo interestelar.
Clonación:
En marzo de 2004,
Hwang y su equipo anunciaron que por primera vez habían clonado un embrión
humano. En diciembre de 2005 se comprobó que dos estudios de clonación con
células madre publicados en Science se habían basado en datos falsificados y
tuvo que renunciar.
Neurociencia:
Una investigación
interna de su universidad comprobó que fabricó y falsificó datos. Varios de sus
papers, en revistas como Science y Nature, aseguraban que los primates poseen
habilidades cognitivas similares a las de los humanos. Lo obligaron a renunciar
a su puesto de profesor en 2011.
Psicología:
Era una estrella
académica y autor de varios estudios impactantes sobre comportamiento humano.
Fue obligado a renunciar como decano de su facultad en 2011, después de que se
descubriera que había fraguado 55 trabajos.
(Actualización 09/05/2014): Diego Golombek
Retractar (del latín,
retractus, retroceder, negar). Los artículos científicos son en cierta forma la
carta de identidad de los investigadores: el resultado de su trabajo, el objeto
de su evaluación, su camino a la promoción o al olvido.
No cabe duda de su
importancia y, como consecuencia, de la presión que tienen los científicos por
someter sus investigaciones al juicio de sus pares hasta llegar al ansiado
paper en la revista soñada. Es cierto
que a veces esta presión puede llevar a apuros, adelantos, experimentos sin el
control adecuado que hace que después el mismo grupo u otros puedan descubrir
un error, un método mal aplicado, una estadística equivocada.
Cuando esto sucede,
la moral y las buenas costumbres indican que se debe informar y publicar el
error (y circula la broma de que la publicación de una errata es excelente, ya
que agrega una publicación más al currículum).
El
problema grave, gravísimo, es cuando no se trata de errores, sino de
falsedades, truchadas, datos fabricados o plagiados. Los ejemplos que llegan a la prensa son siempre
horribles y revelan las bajezas de sus perpetradores. Cuando esto se descubre,
el trabajo se retracta y la ciencia sufre. Insisto: esto es terrible -máxime
cuando se trata de trabajos que tienen que ver con la salud humana-, pero
debemos decir que, mal que mal, es muy
infrecuente: los científicos, en general, no mienten, no inventan datos, no
copian resultados, repiten pacientemente experimentos hasta estar seguros de lo
que publican. Insisto: las generales de la ley son, mayoritariamente, los
buenos científicos.
Es cierto, también,
que los papers son literatura de
convencimiento: los datos son los datos, y no hay con qué darles, pero con
esos mismos números se pueden contar diferentes historias, elegir qué y cómo
narrar, el orden de los factores, la estética de una figura o una tabla, la
cita que corrobora y no la que pone en peligro nuestra argumentación.
En definitiva: que la
ciencia es ciencia, pero tiene la característica de que la hacen unos seres muy
curiosos llamados científicos que, en el fondo, no dejan de ser profundamente
humanos.
10)
Experimento de David L. Rosenhan: (psicólogo e investigado)
Publicación: Sobre estar cuerdo en lugares dementes (en la revista Science
en 1973).
Este estudio, examinó los efectos del etiquetado de los pacientes en los
hospitales psiquiátricos a finales de 1960.
El experimento de Rosenhan, exploró
la validez de los diagnósticos
psiquiátricos en varias instituciones de salud mental de todo los Estados
Unidos.
Rosenhan, reclutó a siete personas sin antecedentes o
indicios de enfermedad mental. Cada uno, fingió tener alucinaciones auditivas
para lograr ser admitidos en doce hospitales psiquiátricos diferentes, de cinco
estados diferentes en los Estados Unidos. Rosenhan,
los llamó "pseudopacientes"
(tres mujeres y cinco hombres fueron admitidos, incluído él mismo) y los
instruyó sobre cómo fingir alucinaciones. Luego, se les dio la orden de actuar
normalmente durante todo el estudio.
Sorprendentemente, todos los pseudopacientes fueron
ingresados en las instituciones mentales, y el personal determinó que cada paciente tenía una enfermedad mental. El estudio mostró los efectos deshumanizantes de ser admitido en una
institución mental.
El personal hablaba abiertamente acerca de pacientes sin
importarles que ellos estuvieran cerca. Actuaban como si
no estuvieran allí. Registraban sus pertenencias personales sin motivo
aparente, y se etiquetaban muchos de sus comportamientos normales como
indicadores anormales. De hecho, ninguno de los empleados sospechó que los
pseudopacientes eran impostores debido a la fuerza que la etiqueta de
enfermedad mental imponía sobre los participantes del estudio. Los
pseudopacientes activa y abiertamente escribían muchas notas sobre sus
experiencias en el estudio y nunca hubo sospechas por parte del personal. Por
ejemplo, una enfermera se dio cuenta que un pseudopaciente tomaba notas y afirmó
que su
conducta de "escritura patológica" era problemática.
Al inicio del estudio de Rosenhan, a los pseudopacientes se les dio el objetivo de conseguir
salir del hospital. A pesar de que estaban bien y actuaron normalmente en el
hospital después de la admisión, los pseudopacientes fueron retenidos y
etiquetados como enfermos mentales. Algunos fueron diagnosticados
principalmente con esquizofrenia y a otros con enfermedad maníaco depresiva.
Los participantes pasaron muchas semanas e incluso meses en el hospital. En última
instancia, con el fin de obtener la liberación, fueron forzados a admitir que
tenían una enfermedad mental y que se comprometían a tomar medicamentos
antipsicóticos.
Tras la publicación del estudio, uno de los
hospitales se sintió tan ofendido que el personal desafió a Rosenhan a enviar pseudopacientes de
nuevo para que pudieran refutar el estudio identificando, esta vez, a los
impostores. Rosenhan estuvo de
acuerdo y en las próximas semanas, de 195 nuevos pacientes ingresados en el hospital, el personal identificó a cuarenta y uno como impostores
y sospechó de cuarenta y dos. De especial interés aquí es que Rosenhan, de hecho, no envió a nadie a
ese hospital. El estudio concluye así: "Es
evidente que en las clínicas psiquiátricas no es posible distinguir las
personas cuerdas de los enfermos mentales..." Esto expone
los efectos del etiquetado psicológico y la deshumanización en las profesiones
de la salud mental.
Nota: las críticas al proceder y conclusiones de Rosenhan, parecen reducirse a poco ético e
inducir al falso diagnóstico. Ahora, el que, según el experimento de
Rosenhan, no se supo distinguir
entre falsos patrones y patrones verdaderos, constituye ya una primera alarma
sobre la clínica de la psiquiatría (al menos, de USA en los 60). Pero que, el
diagnostico se sostuviera (incluso quizás empeorará o se complejizará {errónea interpretación
de patrones de conductas (sesgos cognitivos de los terapeutas)}), a pesar de
tener, los pseudopacientes, la orden de comportarse normalmente (manifestar
patrones normales de conductas, disimiles con sus erróneos diagnósticos). Se me
presenta, a lo menos, como un claro indicio de un pobre seguimiento del paciente.
Que incluso, podría ser razón suficiente de: la pérdida de su licencia, tener
que retornar los estudios de su disciplina o replantearse si clínicamente la psiquiatría
funcionaba como una ciencia.
Y. Apelar, a que estos sucesos se dieron en una
etapa lejana de la psiquiatría, y que, en forma alguna, podrían repetirse en
nuestra época. Se me presenta, a lo menos, como problemático – es decir: debería
establecerse mediante experimentación científica, que tales sucesos (falsos diagnósticos
y peor seguimiento), son estadísticamente irrelevantes y de alguna
forma éticamente tolerables, en la actualidad –.
11) Ralph
Kronig y el espín:
El 9 de enero de 1925, Kronig llega a Tubinga
y pasa los siguientes diez meses en el Instituto Niels Bohr. Cuando recibe una
carta de Wolfgang Pauli para explicar la necesidad de asignar a cada electrón
de un átomo cuatro números cuánticos, Kronig encontró la idea de un electrón
que gira sobre sí mismo. Pero Pauli ridiculizó la noción de giro: "Esta es
sin duda una idea muy inteligente, dijo Pauli, pero la naturaleza no es
así." Desalentado, Kronig no publicó su idea.
12) Chandrasekhar vs
Eddington:
Este destino final del Sol parecía
bastante satisfactorio para Eddington. No así el destino último de una estrella
más masiva que el límite de 1,4 masas solares establecido por Chandrasekhar
para las enanas blancas --por ejemplo, Sirio, el compañero de 2,3 masas solares
de Sirio B. Si Chandrasekhar tuviera razón, dicha estrella nunca podría morir
con la muerte dulce que espera al Sol. Cuando la radiación que emite hacia el
espacio se haya llevado calor suficiente para que la estrella empiece a
enfriarse, su presión térmica declinará y la compresión de la gravedad hará que
se contraiga cada vez más. Para una estrella tan masiva como Sirio, la
contracción no puede ser detenida por la presión de degeneración no térmica.
Esto es evidente en la figura 4.4, donde la región rayada no se extiende lo
suficiente hacia arriba como para interceptar el camino de la contracción de
Sirio. Eddington encontraba perturbadora esta predicción.
La estrella tiene que continuar
radiando cada vez más y contrayéndose cada vez más --dijo Eddington a su
audiencia--, hasta que, supongo, se reduzca a unos pocos kilómetros de radio,
cuando la gravedad se haga suficientemente fuerte para refrenar la radiación y
la estrella pueda finalmente encontrar la paz. --En palabras de los años
noventa, debe formar un agujero negro--. El doctor Chandrasekhar ha obtenido
antes este resultado, pero lo ha suprimido de su último artículo; y cuando lo
discutí con él, me sentí llevado a la conclusión de que esto era casi una
reductio ad absurdum de la fórmula de degeneración relativista. Accidentes
diversos pueden intervenir para salvar la estrella, pero yo quiero más
protección que eso. ¡Pienso que debería haber una ley de la naturaleza que impida que
una estrella se comporte de esta forma absurda![73]. A continuación,
Eddington argumentó que la demostración matemática que hacía Chandrasekhar de
su resultado no era fiable puesto que estaba basada en un ajuste sofisticado e
inadecuado de la relatividad especial con la mecánica cuántica. «Yo no creo que
la descendencia de tal unión haya nacido de un matrimonio legítimo --dijo
Eddington--. Estoy convencido de que [si el ajuste se hace correctamente] las
correcciones de la relatividad se compensan, de modo que volvemos a la fórmula
"ordinaria"» (es decir, a una resistencia de 5/3, que permitiría que
las enanas blancas fueran arbitrariamente masivas y, de este modo, permitiría
que la presión detuviera la contracción de Sirio en la curva de puntos
hipotética en la figura 4.4). Eddington esbozó entonces
cómo pensaba él que la relatividad especial y la mecánica cuántica deberían
ajustarse: un tipo de ajuste bastante diferente del que habían utilizado
Chandrasekhar, Stoner y Anderson, y un ajuste, afirmaba Eddington, que salvaría
a todas las estrellas del destino del agujero negro.
Chandrasekhar quedó
conmocionado. Nunca hubiera esperado un ataque semejante a su trabajo. ¿Por qué
Eddington no lo discutió con él por adelantado? Y en cuanto al argumento de
Eddington, a Chandrasekhar le pareció artificioso -casi con seguridad erróneo.
Ahora bien, Arthur Eddington era el
gran hombre de la astronomía británica. Sus descubrimientos eran casi
legendarios. Era el principal responsable de la comprensión que tenían los
astrónomos de las estrellas normales como el Sol y Sirio, sus interiores, sus
atmósferas y la luz que emiten; por lo tanto, era natural que los miembros de
la Sociedad y los astrónomos de todo el mundo le escuchasen con gran respeto.
Evidentemente, si Eddington pensaba que el análisis de Chandrasekhar era
incorrecto, entonces debía ser incorrecto.
Después de la reunión,
un miembro tras otro se acercaron a Chandrasekhar para ofrecerle condolencias.
«Presiento que Eddington tiene razón», le dijo Milne.
Al día siguiente, Chandrasekhar empezó
a buscar ayuda entre sus amigos físicos. Escribió a León Rosenfeld en
Copenhague: «Si Eddington tiene razón, todo el trabajo de mis últimos cuatro
meses se va a la basura. ¿Podría Eddington estar en lo cierto? Me gustaría
mucho conocer la opinión de Bohr». (Niels Bohr era uno de los padres de la mecánica
cuántica y el físico más respetado de los años treinta). Rosenfeld contestó dos
días más tarde asegurando que tanto él como Bohr estaban convencidos de que
Eddington estaba equivocado y Chandrasekhar tenía razón: «Puedo decir que tu
carta constituyó una cierta sorpresa para mí --le escribió--, pues nadie había
siquiera soñado en cuestionarse las ecuaciones [que tú utilizaste para derivar
la resistencia 4/3], y el comentario de Eddington que recoges en tu carta es
absolutamente oscuro. Por ello, pienso que deberías animarte y no dejarte
asustar tanto [sic] por los sumos sacerdotes». En una carta posterior ese mismo
día, Rosenfeld escribió: «Bohr y yo somos absolutamente incapaces de encontrar
cualquier significado en las afirmaciones de Eddington».[74]
Pero para los astrónomos la cuestión
no estaba tan clara al principio. No eran expertos en estas cuestiones de
mecánica cuántica y relatividad, de modo que la autoridad
de Eddington prevaleció entre ellos durante
varios años. Además, Eddington se mantenía en sus trece. Estaba tan
cegado por su oposición a los agujeros negros que su juicio se hallaba
totalmente obnubilado. Deseaba tan profundamente que hubiera «una ley de la
naturaleza que impida a una estrella comportarse de esta forma absurda» que
continuó creyendo durante el resto de su vida que existe tal ley, cuando, de
hecho, no existe.
A finales de los años treinta, los
astrónomos, después de consultar con sus colegas físicos, comprendieron el
error de Eddington, pero su respeto por sus enormes logros anteriores les
impidió manifestarlo públicamente. Durante una
charla en una conferencia de astronomía en París en 1939, Eddington atacó de
nuevo las conclusiones de Chandrasekhar. Mientras Eddington estaba haciendo su
ataque, Chandrasekhar le pasó una nota a Henry Norris Russell (un famoso
astrónomo de la Universidad de Princeton en Norteamérica), que presidía la
sesión. La nota de Chandrasekhar le pedía permiso para responder. Russell le
mandó otra nota diciendo: «Prefiero que no lo haga», aunque ese mismo día le
había dicho a Chandrasekhar en privado: «Allí ninguno de nosotros creemos en
Eddington».[75]
Una vez que los astrónomos más destacados
del mundo habían aceptado finalmente --al menos a espaldas de Eddington-- la
masa máxima de Chandrasekhar para las enanas blancas, ¿estaban dispuestos a
admitir que los agujero negros podían existir en el Universo real? En absoluto.
Si la naturaleza no proporcionaba ninguna ley contra ellos del tipo de la que
Eddington había buscado, entonces la naturaleza seguramente encontraría otra
salida: presumiblemente toda estrella masiva expulsaría suficiente materia al
espacio interestelar, a medida que envejece o durante sus estertores de muerte,
como para reducir su masa por debajo de 1,4 soles y, de este modo, entrar en
una tranquila tumba de enana blanca.[76] Esta era la opinión a la que se
adhirieron la mayoría de los astrónomos cuando Eddington perdió su batalla, y
la mantuvieron durante los años cuarenta y cincuenta y entrados los sesenta.
En cuanto a Chandrasekhar, salió
bastante quemado de la controversia con Eddington. Como recordaba unos cuarenta
años más tarde:
Sentí que los astrónomos sin excepción
pensaban que yo estaba equivocado. Me consideraban una especie de Don Quijote
tratando de matar a Eddington. Como usted puede imaginar fue una experiencia
muy desagradable para mí; encontrarme enfrentado a la figura capital de la
astronomía y ver que mi trabajo era completamente desacreditado por la
comunidad astronómica. Tuve que plantearme lo que iba a hacer. ¿Tendría que
pasar el resto de mi vida peleando? Después de todo yo tenía veinticinco años
en esa época. Preveía para mí unos treinta o cuarenta años de trabajo
científico, y sencillamente no pensé que fuera productivo estar remachando
constantemente algo que ya estaba hecho. Era mucho mejor para mí cambiar mi
campo de interés y dedicarme a otra cosa.[77]
Por esta razón, en 1939 Chandrasekhar
dio la espalda a las enanas blancas y la muerte de las estrellas y no volvió a
ellas hasta un cuarto de siglo más tarde (capítulo 7).
¿Y qué fue de Eddington? ¿Por qué
trató tan mal a Chandrasekhar? Es posible que a Eddington el tratamiento no le
pareciese malo en absoluto. Para él, el conflicto intelectual agitado y voluble
era una forma de vida. Tratar al joven Chandrasekhar de esta forma pudo haber
sido, en cierto sentido, una medida de respeto, un signo de que estaba
aceptando a Chandrasekhar como un miembro de la comunidad astronómica. [78] De
hecho, desde su primer enfrentamiento en 1935 hasta la muerte de Eddington en
1944, Eddington mostró una calurosa estima personal hacia Chandrasekhar, y
Chandrasekhar,
aunque quemado en la controversia, le correspondió.
§
http://es.pseudociencia.wikia.com/wiki/Experimento_Rosenhan
PD: si, solo lo científicamente probado, deberá aceptarse
como no-ilusorio. Entonces, ¿solo aquellos, con
una probabilidad igual o superior al 99.99%
en el resultado de sus respectivos test genéticos de
paternidad, deberán considerarse como: no-ilusorios progenitores?
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Lo implícito,
a veces explícito: (lo sé, damos pena)
De doble rasero, nada. Ergo, nada de sesgos
confirmativos. ¿Disonancias
cognitivas?, ni hablar. Ni que decir, una dinámica de grupo.
§ Sintéticamente:
Confía en mí, que sé de lo que hablo.
Perdón, que sé lo que demuestro.
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