lunes, 25 de julio de 2011

Confía en mí y no te preocupes.


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Te lo digo yo, que se (experto) de lo que hablo/afirmo: (pedagogía aparte)
La mayoría de los que afirman saber de ciencia ( pormenorización al respecto ), sentencian: la teoría/ley de gravitación universal es un hecho”. Bien, y ¿eso qué significa? Posiblemente para muchos un “hecho científico”, algo así como: “una observación verificada sistemática y repetidamente, por lo cual; a fines prácticos se toma como (cierta)”. Claro que, intuyo que el término “cierto” no será entendido en su acepción: “conocido como verdadero, seguro, indubitable”; sino en su carácter pragmático. Aunque para ser algo más preciso he encontrado definiciones de “ley científica” ( pormenorización al respecto ) y de “modelo/teoría científica que podrían confundirnos (bueno, confundirme), un poco.
De cualquier forma, quiero creer que los científicos y/o sabedores de ciencia, no nos piden aceptar que: “la ciencia trata de verdades”. ¿O desechamos eso de: la ciencia, trata de cómo se comportan entidades abstractas que crea y usa para representar sucesos físicos (modelos) – cuidando, hasta cierto grado, su consistencia interna y de alguna forma, excluyéndose, de alguna forma, de cualquier disonancia o sesgo cognitivo – y no de lo que esas cosas son?
Aunque uhm, me pregunto: cuantos llegado a este punto exclamaran “Bah, pura dialéctica – ver confundir el modelo con lo modelado ( pormenorización al respecto ).
Bueno esperanzado en que estas dudas sean infundadas, resta solo esperar entender la autorizada afirmación sobre: lo que es ciencia.
Nota: asumiré que, alguien podría argumentar – y en particular, en el ámbito científico –: solo aquellos poseedores de específicos certificados y un específico equipamiento de laboratorio, podrán emitir emitir opiniones/afirmaciones sobre dichos temas y los que, a entender del emisor, estén suficientemente relacionados. Como si, toda discrepancia, se remitiese indefectiblemente a: cuantos dígitos resultan significativos de un específico dato científico (resultado experimental), resolver solitaria y manualmente ecuaciones diferenciales e integrales múltiples (preferiblemente complejas), o a cuestiones por el estilo. Ni que hablar, de la necesaria incapacidad de tergiversar, su infalibilidad experimental e interpretativaen ocasiones multidisciplinaria – así como la inexistencia de discrepancias entre las filas, de esos afortunados dechados de virtudes. Y bueno. Mejor no calificar a cientificistas ( pormenorización al respecto ) y afines en este respecto.

Algunos conceptos, quizás interesantes: (claro que, vagamente citados)
La ciencia es el conjunto de conocimientos sistemáticamente estructurados obtenidos mediante la observación de patrones regulares, de razonamientos y de experimentación en ámbitos específicos, de los cuales se generan preguntas, se construyen hipótesis, se deducen principios y se elaboran leyes generales y esquemas metódicamente organizados…

Paradigma:
El conjunto de modelos que es reconocido (por la mayoría, por los principales referentes (autoridades), y en última instancia: por quien lo toma como argumento válido), sobre cierta disciplina, en nuestro particular: científica.
Nota: dedicado, para todos “esos expertos” que, pretenden ningunear/desestimar la gravitación (newtoniana) – modelización ( pormenorización al respecto ) mediante una fuerza – al afirmar que: actualmente – ahora, sí que sabemos ( pormenorización al respecto ) lo que afirmamos –, “todo experto que se precie”, sabe que la gravitación remite a la tangible y exhaustivamente comprobada curvatura del espacio-tiempo (einsteiniana) – y en ello, de alguna no-paradójica forma se escinde de ser un modelo {a mí, no me miren} –. A todas esas luminarias, les pediría que tratasen siquiera de entender lo vertido en: ( pormenorización al respecto ).

Cambio de paradigma: (según Kuhn)
Se encuentran limitaciones en la teoría científica reinante (paradigma), si es posible se crean modelos ad-hoc que las resuelvan; pero esto puede ser el caldo de cultivo para que un cambio de paradigma germine y quizás desencadene en una nueva teoría científica que incluya esos ad-hoc de forma generalizada y de pronto... tenemos el nacimiento (en general problemático –resistido–), de un nuevo paradigma. Sí, es una versión muy simplicista, coincido; pero…

Teoría científica: ( pormenorización al respecto )
Una teoría científica es un conjunto de conceptos, incluyendo abstracciones de fenómenos observables y propiedades cuantificables, junto con reglas (“leyes científicas”) que expresan las relaciones entre las observaciones de dichos conceptos…
Desde Popper, básicamente una teoría científica debe poder ser falsable; y además claro reproducible. Simplificando, válida hasta que se encuentren datos experimentales que la refuten (aunque no siempre es tan drástico el abandono de una teoría).
Incluso se llega a sacrificar el “sentido común” (mismo que en el resto de circunstancia es apelado como tamiz para diferenciar lo que es ciencia de lo que no es), en aras de la eficacia predictiva.

Una ley científica es una proposición científica que afirma una relación constante entre dos o más variables o factores, cada uno de las cuales representa (al menos parcial e indirectamente) una propiedad de sistemas concretos. Se define también como una regla y norma constante e invariable de las cosas, nacida de la causa primera o de las cualidades y condiciones de las mismas. Por lo general, se expresa matemáticamente.
§  Dicen que el físico-matemático Henri Poincaré la definió como:
Un vínculo constante entre un antecedente y un consecuente, entre el estado actual del mundo y su estado inmediatamente posterior.
§  ¿Hablando de omnisciencia total {no tan redundante para específicos tiquismiquis – alias: filósofos trasnochados –} de específicos científicos? ¿O será, de la omnisciencia total de un específico sistema lógico?
§ 
Sintéticamente hablando:
Bueno, eso creo. La regularidad de una “teoría científica”, no está asegurada (válido hasta que...), en cambio una “ley científica”, parece tener dicha regularidad asegurada (ojo, por definición).

La virtud expresada como defecto:
1)   No se abandona algo por algún error u omisión:
El modelo estándar es capaz de describir todas las partículas que conocemos. Absolutamente todas. Sin embargo, resulta que la estructura de una teoría gauge no permite que unas partículas concretas (las W y Z) tengan masa.

La dificultad esencial de esta teoría es que los bosones del estado inicial simétrico debían ser de masa nula (la masa nula de los bosones de interacción origina una fuerza a gran distancia), mientras que se necesitan bosones intermedios (partículas que originan la fuerza) muy masivos para justificar la interacción débil (corto alcance). El mecanismo de Higgs, permite resolver esa dificultad, mediante la ruptura espontánea de simetría hace masivos los bosones W y Z (interacción débil) y mantiene nula la masa del fotón (interacción electromagnética).

Pero nosotros hemos visto esas partículas en laboratorios, y resulta que sabemos que sí tienen. Vaya, con lo contentos que estábamos, la masa nos la vuelve a liar gorda.
Normalmente, si una teoría describe mal la realidad, el método científico nos dice que debemos tirarla a la basura, es hora de intentar con otra nueva. Y, en el fondo, eso es lo que hacemos. Pero como el modelo estándar funciona bien en el resto de experimentos, la nueva teoría que probamos es de hecho una versión modificada del modelo estándar.
Y esa modificación recibe el nombre de partícula de Higgs. No voy a entrar en detalles, pero básicamente resulta que si existe esa nueva partícula, entonces las partículas problemáticas sí pueden tener masa, y todo encaja perfectamente cómo debe.
Explicado así, parece que sea una nueva chapuza para que todo cuadre. Y lo es, que esperabais. Pero si el Higgs ha tenido tanta aceptación, es porque, además de la masa de las partículas, ha permitido predecir algunas relaciones entre parámetros que no conocíamos. Es decir, experimentalmente funciona.
Eso sí, no hemos sido capaces de ver el maldito bosón por ningún lado. Y eso que estamos buscando mucho. Dependiendo de cómo sea, es posible que el gran colisionador de hadrones (LHC) de Ginebra lo encuentre pronto.
Y si resulta que no existe, tampoco pasaría gran cosa. Desde entonces se ha trabajado en métodos alternativos; los físicos estamos bien armados tanto para el día en que se encuentre, como para el día en que se confirme su no existencia. Seguramente, los medios de comunicación se lo tomarán peor.
En fin, amigos. Os dije que el concepto de masa tenía tela. Se empezó a usar sin entenderlo muy bien. Costó dos siglos arreglarlo del todo… O eso creíamos, porque nos tuvimos que inventar el Higgs para mantener lo que ya sabíamos. Y por si fuera poco, todo el mundo lo sigue confundiendo con el peso.
§  http://www.xatakaciencia.com/fisica/que-es-la-masa-y-ii
2)   ¿Qué sostuvo, como paradigma científico, a la mecánica newtoniana desde 1859 hasta 1915?
Si tomamos al pie de la letra la doctrina falsacionista (ingenua) – si bien, fue publicada en 1934: La lógica de la investigación científica (en alemán) –, deberíamos concluir que: la mecánica newtoniana quedó falsada ya a mediados del siglo XIX por el comportamiento anómalo de la órbita de Mercurio.
Para un popperiano estricto, la idea de dejar a un lado ciertas dificultades, como la de la órbita de Mercurio, con la esperanza de que sólo sean temporales no es más que una estrategia ilegítima tendente a eludir la falsación. Los astrónomos, empezando por Le Verrier en 1859, observaron que la órbita de Mercurio es ligeramente distinta de la que predice la mecánica newtoniana: la desviación corresponde a una precesión del perihelio (punto de la órbita más cercano al Sol) de Mercurio de unos 43 segundos de arco por siglo (se trata de un ángulo extremadamente pequeño: un segundo de arco equivale a 1/3600 de grado y un círculo está dividido en 360 grados). Para explicar este comportamiento anómalo – también se encontró otro en la órbita de Urano – en el contexto de la mecánica Newtonianaválida para masas relativamente pequeñas o distancias relativamente grandes, respecto del centro de masa del sistema (nota: recordemos también, que la Ley de gravitación universal de Newton, se restringe exclusivamente a cuerpos masivos) – se postularon distintas hipótesis: por ejemplo, suponiendo la existencia de un nuevo planeta intra-mercurianoVulcano (inobservado debido a que su brillo seria opacado por el del Sol debido a su cercanía a éste) –, algo perfectamente natural, habida cuenta del éxito de este enfoque en el descubrimiento de Neptuno. No obstante, todos los intentos realizados para detectarlo, fracasaron y, al final, en 1915, la anomalía se explicó como una consecuencia de la teoría de la relatividad general de Einstein.
§   Imposturas Intelectuales pág. 78 (junto a precisiones mías)
3)   Autoridad tardíamente irreconocible:
Uno de los mayores empeños de la psicología experimental es localizar, describir y analizar los aspectos comunes de la experiencia humana; aquellas características del pensamiento que son independientes de la cultura de cada cual. Los rasgos comunes a todos los seres humanos estarían por debajo de los comportamientos y formas de pensar de todas las personas, y se convertirían así en valiosísimas herramientas para entender la condición humana. Durante decenios los psicólogos experimentales han desarrollado métodos de análisis cada vez más sofisticados y objetivos (medición de actividad de áreas cerebrales en relación con tareas mentales, por ejemplo) para conseguir este objetivo. Pero hay un pequeño problema que puede estar dando al traste con cualquier avance en este sentido; tal y como se hacen estas investigaciones sabemos que están afectadas de sesgo de confirmación. La psicología que estamos estudiando no es la del ser humano, sino la del estudiante universitario de psicología estadounidense.

Los estudios de psicología experimental utilizan sistemáticamente como conejillos de indias a estudiantes universitarios del campus donde se realizan, muy frecuentemente de la misma facultad. Debido al liderazgo de las universidades estadounidenses en éste (y muchos otros) campos de investigación la abrumadora mayoría de los analizados son de este país; nada menos que el 68% de los sujetos experimentales en una muestra de centenares de publicaciones aparecidas en revistas líderes en psicología experimental. Si incluimos el resto de los países que se suelen considerar colectivamente como 'Occidente', el 96% de los analizados proceden de allí. Y de ese 68% de estadounidenses nada menos que el 67% eran estudiantes universitarios de psicología; el 45,56% del total.

Esto supone que en efecto, todo lo que sabemos proviene de miembros de una cultura dominante y culturas cercanas, por lo que extrapolar al conjunto de la experiencia humana es erróneo. Pero la cosa empeora si lo pensamos un poco más, porque típicamente los estudios los llevan a cabo... estudiantes de doctorado, dirigidos por psicólogos. Es decir, que quienes hacen el estudio y quienes participan como sujetos experimentales son básicamente la misma gente: miembros de las mismas castas socioeconómicas dentro de las mismas culturas. De modo natural los experimentadores y los experimentados tienen numerosas experiencias en común, lo que provoca el sesgo de confirmación. Y sabemos con certeza que cuando se comparan este tipo de poblaciones (occidentales, de países democráticos, relativamente ricos y bien educados) con poblaciones diferentes (del Tercer Mundo, pobres, bajo nivel educativo, viviendo en países autoritarios o caóticos) surgen grandes diferencias en elementos clave.

No sólo quien vive fuera de Occidente tiene juicios morales y conocimientos muy distintos de quienes vivimos aquí, sino que aparecen diferencias en áreas como el razonamiento, las ideas de equidad, la cooperación o la heredabilidad del cociente intelectual. Pero, increíblemente, también en procesos básicos de la percepción como son el razonamiento espacial o el análisis visual. Gentes que vienen de distintas culturas no sólo actúan de modo diferente sobre el mundo; literalmente ven el mundo de forma distinta. Y el hecho de que las investigaciones psicológicas se concentren en un pequeño subsector de la Humanidad nos proporciona una visión limitada y muy parcial de lo que realmente es el ser humano. No conocemos la psicología humana, sino la de los estudiantes de psicología estadounidenses.

4)   Solo otra resistencia al cambio:
El resultado del experimento de Michelson y Morley está claramente en contradicción con el modelo de ondas electromagnéticas que viajan a través de un éter, y debería haber hecho que el modelo del éter fuera abandonado. Pero el objetivo de Michelson había sido medir la velocidad de la luz con respecto al éter, pero no demostrar o refutar la hipótesis del éter, y lo que halló no le condujo a concluir que el éter no existiera. Ningún otro investigador llegó, tampoco, a dicha conclusión. De hecho, el célebre físico sir William Thomson (lord Kelvin) afirmó, en 1884, que “el éter luminífero es la única sustancia de la cual estamos seguros en dinámica. Una sola cosa tenemos por cierta: la realidad y la sustancialidad del éter luminífero”.
! ¿Cómo se podía creer en el éter a pesar de los resultados adversos del experimento de Michelson y Morley? Tal como hemos dicho que a menudo ocurre, la gente intentó salvar el modelo mediante adiciones artificiosas y ad hoc. Algunos postularon que la Tierra arrastraba consigo el éter, de manera que en realidad no nos movemos con respecto a él. El físico holandés Hendrick Antoon Lorentz y el físico irlandés Francis FitzGerald sugirieron que en un sistema de referencia que se moviera con respecto al éter, y probablemente por algún efecto mecánico aún desconocido, los relojes retrasarían y las distancias se encogerían, de modo que siempre se mediría que la luz tiene la misma velocidad. Los esfuerzos para salvaguardar el concepto del éter continuaron durante casi treinta años, hasta un notable artículo de un joven y desconocido empleado de la oficina de patentes de Berna, Albert Einstein.
! Einstein tenía veintiséis años en 1905, cuando publicó su artículo “Zur Electrodynamik bewegter Korper” (“Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento“), En él hizo la sencilla hipótesis de que las leyes de la física, y en particular la velocidad de la luz en el vacío, deberían parecer las mismas a todos los observadores que se movieran con movimiento uniforme. Pero esta idea exige una revolución en nuestros conceptos de espacio y tiempo. Para ver por qué es así, imaginemos que dos sucesos ocurren en el mismo lugar pero en instantes diferentes, en un avión de reacción. Para un observador en el avión, habrá una distancia nula entre esos sucesos, pero para un observador en el suelo los dos sucesos estarán separados por la distancia que el avión ha recorrido durante el intervalo entre ambos. Ello demuestra que dos observadores que se están desplazando uno respecto al otro discreparán en la distancia entre dos sucesos.
§  Traducción: El gran diseño, pág. 39

5)   ¿Efecto halo, análisis científico o personalidad demasiado apodíctica?
Dr. Goswami:
Profesor de física en la Universidad de Oregon Instituto de Ciencia Teórica de más de 30 años, (ahora retirado) Dr. Goswami es un revolucionario en un número creciente de científicos renegados que en los últimos años se han aventurado en el dominio de lo espiritual en un intento de interpretar los resultados aparentemente inexplicables de sus experimentos... y para validar sus intuiciones sobre la existencia de una dimensión espiritual de la vida.

Dr. X:
Datos del perfil (público):
Intereses: ...
Ocupación: ...
Relación con la Física: ...
Nivel en física: Doctorando en Física.

Origen de la controversia: (aunque no creo que se agote tan solo en esto)
Dr. Goswami:
Se ha comprobado experimentalmente que, cuando los objetos cuánticos se vinculan adecuadamente, se influyen mutuamente de forma no-local, es decir, sin la mediación de señales a través del espacio y sin utilizar un tiempo finito. Así, los objetos cuánticos vinculados deben de estar interconectados en unos dominios que trascienden el espacio y el tiempo. No-localidad implica trascendencia, de donde se sigue que todas las ondas cuánticas de posibilidad residen en unos dominios que trascienden el espacio y el tiempo; los denominaremos «dominios de la potencia trascendente» (potencia en el sentido de potencialidad), por utilizar el término de Aristóteles que adoptara Werner Heisenberg.

Dr. X:
Este individuo (refiriéndose al Dr. Goswami), no tiene credibilidad en el campo de la física y no dice más que tonterías. Bien porque no ha "llegado a nada" en el campo de la física, bien porque ya sufre demencia senil, bien porque busca fama y dinero, ... no sé por qué, pero lo que escribe son un puñado de tonterías sin base científica alguna, mezclando física con intuiciones de tipo espiritual-religioso, que es la "salida" que tienen los frustrados, los tontos y los cobardes cuando no encuentran una explicación plausible a los fenómenos físicos o cuando la misma experimentación refuta sus teorías. Vamos, lo que transcribes aquí (refiriéndose al que posteo el extracto controvertido), de este Amit Goswani son tonterías sin validez alguna. Como todo lo que hace este individuo.

Extra: cuanto más pienso en los aspectos físicos de la teoría de Schrödinger, más repulsiva me parece, en otras palabras: es una mierda. (Heisenberg, carta a Pauli el 8 de junio de 1926).

6)   Respetabilidad consecuencia de la autoridad, ¿y viceversa?: (Discrepancia teórico-experimental)
Se supone que las reacciones nucleares que alimentan la energía solar emiten grandes cantidades de las partículas subatómicas llamadas neutrinos. Combinando las teorías actuales de la estructura del Sol, de la física nuclear y de la física de las partículas elementales, es posible obtener predicciones cuantitativas del flujo y de la distribución de energía de los neutrinos solares. A partir de los años sesenta, los físicos experimentales, siguiendo la labor precursora de Raymond Davis, han estado intentando detectar los neutrinos solares y medir su flujo. Lo cierto es que las partículas sí se han detectado, pero el flujo apenas llega a un tercio de la previsión teórica. Los físicos especializados en partículas elementales y los astrofísicos están intentando determinar si la desviación se debe a un error experimental o teórico y, en este último caso, si el error proviene de los modelos de partículas elementales o de los modelos solares.
Así pues, es razonable esperar que, en el curso de los próximos años, la acumulación de diversos datos, tomados en su conjunto, indique con exactitud la solución correcta. Sin embargo, son posibles otros desenlaces, por lo menos en principio: la controversia se podría extinguir a causa del interés cada vez menor por este asunto, o porque, finalmente, el problema se considerara demasiado difícil de resolver. Es evidente que, a este nivel, influyen sin lugar a dudas los factores sociológicos (aunque sólo fuera debido a las limitaciones presupuestarias de la investigación).
Sin embargo, nosotros que no nos ocupamos profesionalmente del problema de los neutrinos solares, ignoramos por completo cuál es el número de estas partículas que el Sol emite. Quizá pudiéramos hacernos una idea aproximada de ello analizando la literatura científica acerca del tema o, en su defecto, examinando los aspectos sociológicos del problema: por ejemplo, la respetabilidad científica de los investigadores involucrados en la controversia.
No hay duda de que, en la práctica, y a falta de algo mejor, esto es lo que hacen los científicos que no trabajan directamente en el campo en cuestión.
§  Imposturas Intelectuales pág. 107

7)   [ Resistencia a la Relatividad Especial y General ]



8)   Confía en mí, que se lo que publico.
(Actualización 09/05/2014): Nora Bär
Los científicos que el 18 de marzo anunciaron haber detectado ondas gravitacionales, " los ecos del Big Bang ", la evidencia de que el universo pasó por un período de rápida inflación menos de un segundo después de la explosión inicial, se apuraron a festejar. Equipos independientes (uno de ellos, el del argentino Matías Zaldarriaga, que trabaja en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en los Estados Unidos) descubrieron que habían subestimado el "ruido" que introduce en las mediciones el polvo interestelar. Aunque todavía resta confirmarlo con nuevas observaciones, los especialistas ya no creen en el hallazgo.
"Parece que la gente del Bicep 2 [así se llama el experimento] cometió un error", dice Zaldarriaga, que ya dio una conferencia para explicar los hallazgos en Caltech y otra en la Universidad de Stanford, donde trabajan varios de los integrantes del equipo de investigadores.
Éste es sólo un ejemplo de un fenómeno que incomoda a los científicos: las retractaciones (retirar publicaciones por errores, falsedad o manipulación de datos) están creciendo y se producen cada vez en plazos más breves. Trabajos que llegaron a las tapas de los diarios en todo el mundo debieron ser corregidos o retirados por contener fallas graves, descubiertas por otros científicos.
Hace apenas unos días, Haruko Obokata, del Centro Riken, de Kobe, Japón, aceptó retractarse de uno de los dos controvertidos trabajos en los que afirmaba haber creado un nuevo tipo de células madre con sólo sumergir células adultas en un medio ácido durante 30 minutos. Los estudios, considerados un hito, se publicaron en Nature en enero, pero fueron atacados casi inmediatamente cuando otros científicos comprobaron que contenían imágenes manipuladas y duplicadas.
En otro paper ampliamente difundido el año pasado, investigadores de la Universidad de Oregon afirmaron haber conseguido la "figurita difícil" que se disputaban varios grupos al crear células madre específicas del paciente reprogramando óvulos hasta un estadio embrionario. Errores en cuatro datos y la acusación de que el trabajo había sido aprobado tras sólo unos días de referato, hicieron sospechar que podía tratarse de un fraude, pero este año los hallazgos finalmente pudieron reproducirse.
El primer artículo retractado por plagio se publicó en 1979. Para algunos, la multiplicación de retractaciones que se registró desde entonces es signo de una mayor exigencia de transparencia de la propia comunidad científica. Pero hay quienes dicen que lo que finalmente se da a conocer es sólo la punta del iceberg. En un artículo publicado en Nature, Richard van Noorden calcula que en la última década el número de retractaciones se multiplicó por 10, mientras el de publicaciones creció 44%. La mitad de las retractaciones se deberían a conductas fraudulentas.
Una revisión ya clásica de Daniele Fanelli en Plos One afirma que entre el 1 y el 2% de los científicos admite haber inventado o modificado datos por lo menos una vez, pero más del 30% dijo conocer a alguien que había incurrido en este modus operandi.
Hoy, la visión del científico como un ser impoluto está dejando paso a la de un personaje movido por intereses y emociones tan humanas como las del resto de los mortales.
En agosto de 2010, el periodista científico Ivan Oransky fundó con Adam Marcus el blog Retraction Watch para traer a primer plano estos casos. "Habíamos cubierto retractaciones durante años y nos dimos cuenta de que detrás de cada una había una historia que merecía ser contada", dice Oransky, desde Nueva York.
Aunque al principio creyeron que iban a publicar un post de vez en cuando, hoy están produciendo dos por día. "Creemos que la ciencia debe corregirse a sí misma -explica Oransky, director editorial de MedPage y profesor de la Universidad de Nueva York-. Si la ciencia no habla de sus faltas, lo harán sus enemigos. La verdad siempre aparece, y si simplemente ocultamos los errores y las fallas, no tendremos credibilidad."
Oransky cuenta que constantemente les dicen [a él y a Marcus] que no hagan tanto hincapié en las faltas. "Pero están equivocados -subraya-. Dicen «ok, hay errores, pero barrámoslos debajo de la alfombra». Sin embargo, no se puede seguir asegurando que los problemas no existen..."
"Creo que es un signo de los tiempos -opina Pedro Bekinschtein, investigador del Instituto de Biología Celular y Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UBA-. Seguramente ocurría antes, pero es probable que ahora suceda con más frecuencia porque hay más científicos, y también más probabilidad de que alguien mienta o fabrique datos. Pero hay una razón de fondo que excede el simple ego de los investigadores o la intención de ser «el primero». Hay muchísima presión, sobre todo en los países desarrollados, por publicar en lo que se conoce como revistas de «alto impacto». Muchas veces es el mismo jefe de grupo el que traslada la presión a los posdocs o doctorandos, y algunos fabrican datos para congraciarse con él."
Para Alberto Kornblihtt, multipremiado investigador del Conicet, "La mentira tiene patas cortas. Si algo es cierto, debe poder ser reproducido por otros experimentadores. Cuando esto no ocurre, primero se abre la puerta a la sospecha y, luego, al escándalo. ¿Qué lleva a un investigador a cometer fraude? Afán desmedido de fama, reconocimiento de sus pares y la sociedad, viajes, mayores subsidios y dinero. También contribuyen la presión institucional o gubernamental, el mesianismo, el temor al fracaso. Pero paradójicamente, los mismos motivos que promueven el fraude ayudan a prevenirlo. Quien quiera alcanzar y mantener la fama, será mejor que se comporte honestamente, porque corre el riesgo de perderlo todo."
Pablo Argibay, director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano, cree que hoy se combinan fortísimos intereses económicos. "Apenas un investigador tiene algo patentable entre manos, se acercan inversores de riesgo que aportan millones, pero quieren salir rápido del «riesgo» -dice-. Los grupos quieren publicar rápido para conseguir más recursos y para lucrar en algunos casos. A veces hablás con investigadores que tienen una especie de «alucinación» intelectual. Ven resultados donde sólo hay humo."
Para Bekinschtein, dado que el sistema "publish or perish" (publica o perece) seguirá existiendo, quizá las ciencias biomédicas deberían adoptar un sistema de repositorios de datos "crudos", abierto a toda la comunidad científica. "Así, sería mucho más difícil que una manipulación estadística o una falsificación de datos pase desapercibida", destaca.
Acerca del Bicep 2, Zaldarriaga comenta: "Después de que se presentaron los resultados, hubo peleas en blogs, rumores de todo tipo, ataques personales, idas y venidas en Twitter. Los distintos grupos «actuaron» un poco para los medios. Nunca hubiera creído que iba a ver eso en la cosmología, algo tan distante de la vida cotidiana...".
Todo indica que en lugar de ofrecer evidencias de la inflación planteada por Guth y Linde (que en septiembre recibirán en Oslo el premio Kavli, de un millón de dólares, por sus aportes) los científicos de Harvard podrían haber detectado sólo polvo interestelar. "Parece que todas las estimaciones están mal", afirma Zaldarriaga. Pero enseguida agrega: "Sin embargo, hay algo positivo en todo esto: publicar es más fácil y no es una garantía, pero cuando algo se da a conocer, hay un referato público más estricto. Son muchos más los que te están mirando".

Historias en las que confluyen desde errores leves hasta invención de datos
Clonación de células:
El 15 de mayo de 2013, los diarios publicaron que científicos estadounidenses habían logrado extraer células madre humanas de óvulos clonados con la misma técnica que produjo a la oveja Dolly. El estudio, dirigido por Shoukhrat Mitalipov, de la Universidad de Oregon, en los Estados Unidos, fue publicado en la revista Cell y duramente criticado por haber sido aceptado tras un proceso de referato inusualmente breve. Sólo pudo ser reproducido un año más tarde

Células madres en 30 minutos:
El 28 del mes pasado, Haruko Obokata, del Centro Riken de Biología del Desarrollo, en Kobe, Japón, aceptó retractarse de uno de los dos controvertidos trabajos que había publicado en Nature y en los que afirmaba haber logrado crear células madre pluripotentes sumergiendo células adultas en un medio ácido.

Ondas gravitatorias:
Una colaboración internacional se apuró a anunciar en marzo (antes de publicarlo) que había tenido éxito en su intento de detectar ondas gravitacionales utilizando un radiotelescopio ubicado en el Polo Sur llamado Bicep2. Se lo consideró uno de los hallazgos más importantes del siglo, pero pocas semanas más tarde los físicos encontraron errores en el trabajo. Sugieren que lo que detectaron puede no haber sido más que polvo interestelar.

Clonación:
En marzo de 2004, Hwang y su equipo anunciaron que por primera vez habían clonado un embrión humano. En diciembre de 2005 se comprobó que dos estudios de clonación con células madre publicados en Science se habían basado en datos falsificados y tuvo que renunciar.

Neurociencia:
Una investigación interna de su universidad comprobó que fabricó y falsificó datos. Varios de sus papers, en revistas como Science y Nature, aseguraban que los primates poseen habilidades cognitivas similares a las de los humanos. Lo obligaron a renunciar a su puesto de profesor en 2011.

Psicología:
Era una estrella académica y autor de varios estudios impactantes sobre comportamiento humano. Fue obligado a renunciar como decano de su facultad en 2011, después de que se descubriera que había fraguado 55 trabajos.

(Actualización 09/05/2014): Diego Golombek
Retractar (del latín, retractus, retroceder, negar). Los artículos científicos son en cierta forma la carta de identidad de los investigadores: el resultado de su trabajo, el objeto de su evaluación, su camino a la promoción o al olvido.
No cabe duda de su importancia y, como consecuencia, de la presión que tienen los científicos por someter sus investigaciones al juicio de sus pares hasta llegar al ansiado paper en la revista soñada. Es cierto que a veces esta presión puede llevar a apuros, adelantos, experimentos sin el control adecuado que hace que después el mismo grupo u otros puedan descubrir un error, un método mal aplicado, una estadística equivocada.
Cuando esto sucede, la moral y las buenas costumbres indican que se debe informar y publicar el error (y circula la broma de que la publicación de una errata es excelente, ya que agrega una publicación más al currículum).
El problema grave, gravísimo, es cuando no se trata de errores, sino de falsedades, truchadas, datos fabricados o plagiados. Los ejemplos que llegan a la prensa son siempre horribles y revelan las bajezas de sus perpetradores. Cuando esto se descubre, el trabajo se retracta y la ciencia sufre. Insisto: esto es terrible -máxime cuando se trata de trabajos que tienen que ver con la salud humana-, pero debemos decir que, mal que mal, es muy infrecuente: los científicos, en general, no mienten, no inventan datos, no copian resultados, repiten pacientemente experimentos hasta estar seguros de lo que publican. Insisto: las generales de la ley son, mayoritariamente, los buenos científicos.
Es cierto, también, que los papers son literatura de convencimiento: los datos son los datos, y no hay con qué darles, pero con esos mismos números se pueden contar diferentes historias, elegir qué y cómo narrar, el orden de los factores, la estética de una figura o una tabla, la cita que corrobora y no la que pone en peligro nuestra argumentación.
En definitiva: que la ciencia es ciencia, pero tiene la característica de que la hacen unos seres muy curiosos llamados científicos que, en el fondo, no dejan de ser profundamente humanos.
10)   Experimento de David L. Rosenhan: (psicólogo e investigado)
Publicación: Sobre estar cuerdo en lugares dementes (en la revista Science en 1973).
Este estudio, examinó los efectos del etiquetado de los pacientes en los hospitales psiquiátricos a finales de 1960. El experimento de Rosenhan, exploró la validez de los diagnósticos psiquiátricos en varias instituciones de salud mental de todo los Estados Unidos.
Rosenhan, reclutó a siete personas sin antecedentes o indicios de enfermedad mental. Cada uno, fingió tener alucinaciones auditivas para lograr ser admitidos en doce hospitales psiquiátricos diferentes, de cinco estados diferentes en los Estados Unidos. Rosenhan, los llamó "pseudopacientes" (tres mujeres y cinco hombres fueron admitidos, incluído él mismo) y los instruyó sobre cómo fingir alucinaciones. Luego, se les dio la orden de actuar normalmente durante todo el estudio.
Sorprendentemente, todos los pseudopacientes fueron ingresados ​​en las instituciones mentales, y el personal determinó que cada paciente tenía una enfermedad mental. El estudio mostró los efectos deshumanizantes de ser admitido en una institución mental.
El personal hablaba abiertamente acerca de pacientes sin importarles que ellos estuvieran cerca. Actuaban como si no estuvieran allí. Registraban sus pertenencias personales sin motivo aparente, y se etiquetaban muchos de sus comportamientos normales como indicadores anormales. De hecho, ninguno de los empleados sospechó que los pseudopacientes eran impostores debido a la fuerza que la etiqueta de enfermedad mental imponía sobre los participantes del estudio. Los pseudopacientes activa y abiertamente escribían muchas notas sobre sus experiencias en el estudio y nunca hubo sospechas por parte del personal. Por ejemplo, una enfermera se dio cuenta que un pseudopaciente tomaba notas y afirmó que su conducta de "escritura patológica" era problemática.
Al inicio del estudio de Rosenhan, a los pseudopacientes se les dio el objetivo de conseguir salir del hospital. A pesar de que estaban bien y actuaron normalmente en el hospital después de la admisión, los pseudopacientes fueron retenidos y etiquetados como enfermos mentales. Algunos fueron diagnosticados principalmente con esquizofrenia y a otros con enfermedad maníaco depresiva. Los participantes pasaron muchas semanas e incluso meses en el hospital. En última instancia, con el fin de obtener la liberación, fueron forzados a admitir que tenían una enfermedad mental y que se comprometían a tomar medicamentos antipsicóticos.
Tras la publicación del estudio, uno de los hospitales se sintió tan ofendido que el personal desafió a Rosenhan a enviar pseudopacientes de nuevo para que pudieran refutar el estudio identificando, esta vez, a los impostores. Rosenhan estuvo de acuerdo y en las próximas semanas, de 195 nuevos pacientes ingresados ​​en el hospital, el personal identificó a cuarenta y uno como impostores y sospechó de cuarenta y dos. De especial interés aquí es que Rosenhan, de hecho, no envió a nadie a ese hospital. El estudio concluye así: "Es evidente que en las clínicas psiquiátricas no es posible distinguir las personas cuerdas de los enfermos mentales..." Esto expone los efectos del etiquetado psicológico y la deshumanización en las profesiones de la salud mental.
Nota: las críticas al proceder y conclusiones de Rosenhan, parecen reducirse a poco ético e inducir al falso diagnóstico. Ahora, el que, según el experimento de Rosenhan, no se supo distinguir entre falsos patrones y patrones verdaderos, constituye ya una primera alarma sobre la clínica de la psiquiatría (al menos, de USA en los 60). Pero que, el diagnostico se sostuviera (incluso quizás empeorará o se complejizará {errónea interpretación de patrones de conductas (sesgos cognitivos de los terapeutas)}), a pesar de tener, los pseudopacientes, la orden de comportarse normalmente (manifestar patrones normales de conductas, disimiles con sus erróneos diagnósticos). Se me presenta, a lo menos, como un claro indicio de un pobre seguimiento del paciente. Que incluso, podría ser razón suficiente de: la pérdida de su licencia, tener que retornar los estudios de su disciplina o replantearse si clínicamente la psiquiatría funcionaba como una ciencia.
Y. Apelar, a que estos sucesos se dieron en una etapa lejana de la psiquiatría, y que, en forma alguna, podrían repetirse en nuestra época. Se me presenta, a lo menos, como problemático – es decir: debería establecerse mediante experimentación científica, que tales sucesos (falsos diagnósticos y peor seguimiento), son estadísticamente irrelevantes y de alguna forma éticamente tolerables, en la actualidad –.

11)   Ralph Kronig y el espín:
     El 9 de enero de 1925, Kronig llega a Tubinga y pasa los siguientes diez meses en el Instituto Niels Bohr. Cuando recibe una carta de Wolfgang Pauli para explicar la necesidad de asignar a cada electrón de un átomo cuatro números cuánticos, Kronig encontró la idea de un electrón que gira sobre sí mismo. Pero Pauli ridiculizó la noción de giro: "Esta es sin duda una idea muy inteligente, dijo Pauli, pero la naturaleza no es así." Desalentado, Kronig no publicó su idea.

12)   Chandrasekhar vs Eddington:
     Este destino final del Sol parecía bastante satisfactorio para Eddington. No así el destino último de una estrella más masiva que el límite de 1,4 masas solares establecido por Chandrasekhar para las enanas blancas --por ejemplo, Sirio, el compañero de 2,3 masas solares de Sirio B. Si Chandrasekhar tuviera razón, dicha estrella nunca podría morir con la muerte dulce que espera al Sol. Cuando la radiación que emite hacia el espacio se haya llevado calor suficiente para que la estrella empiece a enfriarse, su presión térmica declinará y la compresión de la gravedad hará que se contraiga cada vez más. Para una estrella tan masiva como Sirio, la contracción no puede ser detenida por la presión de degeneración no térmica. Esto es evidente en la figura 4.4, donde la región rayada no se extiende lo suficiente hacia arriba como para interceptar el camino de la contracción de Sirio. Eddington encontraba perturbadora esta predicción.
      La estrella tiene que continuar radiando cada vez más y contrayéndose cada vez más --dijo Eddington a su audiencia--, hasta que, supongo, se reduzca a unos pocos kilómetros de radio, cuando la gravedad se haga suficientemente fuerte para refrenar la radiación y la estrella pueda finalmente encontrar la paz. --En palabras de los años noventa, debe formar un agujero negro--. El doctor Chandrasekhar ha obtenido antes este resultado, pero lo ha suprimido de su último artículo; y cuando lo discutí con él, me sentí llevado a la conclusión de que esto era casi una reductio ad absurdum de la fórmula de degeneración relativista. Accidentes diversos pueden intervenir para salvar la estrella, pero yo quiero más protección que eso. ¡Pienso que debería haber una ley de la naturaleza que impida que una estrella se comporte de esta forma absurda![73]. A continuación, Eddington argumentó que la demostración matemática que hacía Chandrasekhar de su resultado no era fiable puesto que estaba basada en un ajuste sofisticado e inadecuado de la relatividad especial con la mecánica cuántica. «Yo no creo que la descendencia de tal unión haya nacido de un matrimonio legítimo --dijo Eddington--. Estoy convencido de que [si el ajuste se hace correctamente] las correcciones de la relatividad se compensan, de modo que volvemos a la fórmula "ordinaria"» (es decir, a una resistencia de 5/3, que permitiría que las enanas blancas fueran arbitrariamente masivas y, de este modo, permitiría que la presión detuviera la contracción de Sirio en la curva de puntos hipotética en la figura 4.4). Eddington esbozó entonces cómo pensaba él que la relatividad especial y la mecánica cuántica deberían ajustarse: un tipo de ajuste bastante diferente del que habían utilizado Chandrasekhar, Stoner y Anderson, y un ajuste, afirmaba Eddington, que salvaría a todas las estrellas del destino del agujero negro.
     Chandrasekhar quedó conmocionado. Nunca hubiera esperado un ataque semejante a su trabajo. ¿Por qué Eddington no lo discutió con él por adelantado? Y en cuanto al argumento de Eddington, a Chandrasekhar le pareció artificioso -casi con seguridad erróneo.
      Ahora bien, Arthur Eddington era el gran hombre de la astronomía británica. Sus descubrimientos eran casi legendarios. Era el principal responsable de la comprensión que tenían los astrónomos de las estrellas normales como el Sol y Sirio, sus interiores, sus atmósferas y la luz que emiten; por lo tanto, era natural que los miembros de la Sociedad y los astrónomos de todo el mundo le escuchasen con gran respeto. Evidentemente, si Eddington pensaba que el análisis de Chandrasekhar era incorrecto, entonces debía ser incorrecto.
     Después de la reunión, un miembro tras otro se acercaron a Chandrasekhar para ofrecerle condolencias. «Presiento que Eddington tiene razón», le dijo Milne.
     Al día siguiente, Chandrasekhar empezó a buscar ayuda entre sus amigos físicos. Escribió a León Rosenfeld en Copenhague: «Si Eddington tiene razón, todo el trabajo de mis últimos cuatro meses se va a la basura. ¿Podría Eddington estar en lo cierto? Me gustaría mucho conocer la opinión de Bohr». (Niels Bohr era uno de los padres de la mecánica cuántica y el físico más respetado de los años treinta). Rosenfeld contestó dos días más tarde asegurando que tanto él como Bohr estaban convencidos de que Eddington estaba equivocado y Chandrasekhar tenía razón: «Puedo decir que tu carta constituyó una cierta sorpresa para mí --le escribió--, pues nadie había siquiera soñado en cuestionarse las ecuaciones [que tú utilizaste para derivar la resistencia 4/3], y el comentario de Eddington que recoges en tu carta es absolutamente oscuro. Por ello, pienso que deberías animarte y no dejarte asustar tanto [sic] por los sumos sacerdotes». En una carta posterior ese mismo día, Rosenfeld escribió: «Bohr y yo somos absolutamente incapaces de encontrar cualquier significado en las afirmaciones de Eddington».[74]
     Pero para los astrónomos la cuestión no estaba tan clara al principio. No eran expertos en estas cuestiones de mecánica cuántica y relatividad, de modo que la autoridad de Eddington prevaleció entre ellos durante varios años. Además, Eddington se mantenía en sus trece. Estaba tan cegado por su oposición a los agujeros negros que su juicio se hallaba totalmente obnubilado. Deseaba tan profundamente que hubiera «una ley de la naturaleza que impida a una estrella comportarse de esta forma absurda» que continuó creyendo durante el resto de su vida que existe tal ley, cuando, de hecho, no existe.
     A finales de los años treinta, los astrónomos, después de consultar con sus colegas físicos, comprendieron el error de Eddington, pero su respeto por sus enormes logros anteriores les impidió manifestarlo públicamente. Durante una charla en una conferencia de astronomía en París en 1939, Eddington atacó de nuevo las conclusiones de Chandrasekhar. Mientras Eddington estaba haciendo su ataque, Chandrasekhar le pasó una nota a Henry Norris Russell (un famoso astrónomo de la Universidad de Princeton en Norteamérica), que presidía la sesión. La nota de Chandrasekhar le pedía permiso para responder. Russell le mandó otra nota diciendo: «Prefiero que no lo haga», aunque ese mismo día le había dicho a Chandrasekhar en privado: «Allí ninguno de nosotros creemos en Eddington».[75]
     Una vez que los astrónomos más destacados del mundo habían aceptado finalmente --al menos a espaldas de Eddington-- la masa máxima de Chandrasekhar para las enanas blancas, ¿estaban dispuestos a admitir que los agujero negros podían existir en el Universo real? En absoluto. Si la naturaleza no proporcionaba ninguna ley contra ellos del tipo de la que Eddington había buscado, entonces la naturaleza seguramente encontraría otra salida: presumiblemente toda estrella masiva expulsaría suficiente materia al espacio interestelar, a medida que envejece o durante sus estertores de muerte, como para reducir su masa por debajo de 1,4 soles y, de este modo, entrar en una tranquila tumba de enana blanca.[76] Esta era la opinión a la que se adhirieron la mayoría de los astrónomos cuando Eddington perdió su batalla, y la mantuvieron durante los años cuarenta y cincuenta y entrados los sesenta.
     En cuanto a Chandrasekhar, salió bastante quemado de la controversia con Eddington. Como recordaba unos cuarenta años más tarde:
     Sentí que los astrónomos sin excepción pensaban que yo estaba equivocado. Me consideraban una especie de Don Quijote tratando de matar a Eddington. Como usted puede imaginar fue una experiencia muy desagradable para mí; encontrarme enfrentado a la figura capital de la astronomía y ver que mi trabajo era completamente desacreditado por la comunidad astronómica. Tuve que plantearme lo que iba a hacer. ¿Tendría que pasar el resto de mi vida peleando? Después de todo yo tenía veinticinco años en esa época. Preveía para mí unos treinta o cuarenta años de trabajo científico, y sencillamente no pensé que fuera productivo estar remachando constantemente algo que ya estaba hecho. Era mucho mejor para mí cambiar mi campo de interés y dedicarme a otra cosa.[77]
     Por esta razón, en 1939 Chandrasekhar dio la espalda a las enanas blancas y la muerte de las estrellas y no volvió a ellas hasta un cuarto de siglo más tarde (capítulo 7).
     ¿Y qué fue de Eddington? ¿Por qué trató tan mal a Chandrasekhar? Es posible que a Eddington el tratamiento no le pareciese malo en absoluto. Para él, el conflicto intelectual agitado y voluble era una forma de vida. Tratar al joven Chandrasekhar de esta forma pudo haber sido, en cierto sentido, una medida de respeto, un signo de que estaba aceptando a Chandrasekhar como un miembro de la comunidad astronómica. [78] De hecho, desde su primer enfrentamiento en 1935 hasta la muerte de Eddington en 1944, Eddington mostró una calurosa estima personal hacia Chandrasekhar, y Chandrasekhar, aunque quemado en la controversia, le correspondió.
                                                        §   http://es.pseudociencia.wikia.com/wiki/Experimento_Rosenhan

PD: si, solo lo científicamente probado, deberá aceptarse como no-ilusorio. Entonces, ¿solo aquellos, con una probabilidad igual o superior al 99.99% en el resultado de sus respectivos test genéticos de paternidad, deberán considerarse como: no-ilusorios progenitores?

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Lo implícito, a veces explícito: (lo sé, damos pena)
De doble rasero, nada. Ergo, nada de sesgos confirmativos. ¿Disonancias cognitivas?, ni hablar. Ni que decir, una dinámica de grupo.
§  Sintéticamente:
Confía en mí, que sé de lo que hablo. Perdón, que sé lo que demuestro.

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