miércoles, 7 de marzo de 2012

Respecto de la tolerancia y otros menesteres.


En el contexto de tolerancia a las ideas, diría que: somos circunstancialmente tolerantes – es decir: una cuestión de perspectiva y de grados, en última instancia –:
§  Asumiendo una inteligibilidad no asegurada ( pormenorización al respecto ) – es decir: una virtud, puede no solo ser expresada como defecto, sino ser entendida como tal – puedo enviarte rosas y tú solo ver espinas, a pesar, de ser éstas genéticamente modificadas para carecer de ellas –.
§  Asumiendo una componente emocional elevada en toda decisióninjerencia de la neurofisiología de las emociones en la ponderación de las opciones.
§  Asumiendo los sesgos cognitivos ( pormenorización al respecto ).
§  Asumiendo una circularidad en la verificación.
§ 
Nota: (de la Wikipedia) la paradoja de la tolerancia es importante en la discusión sobre si hay que establecer límites a la libertad de expresión. Popper afirmó que permitir libertad de expresión a aquellos que la utilizarían para eliminarla es una paradoja. ​Rosenfeld declara «parece contradictorio extender la libertad de expresión a extremistas que... si triunfan, suprimirían sin dudar las opiniones de aquellos con los que discrepan»…

Esquema básico de buena parte de los intercambios de ideas:
§  Comienzas, criticando apodícticamente una idea.
§  Prosigues, criticando la personalidad de su autor (aunque en ocasiones, solo al releerte en diferentes circunstancias logres reconocerlo) – inmersos en una discusión, este paso, suele devenir rápido –.
§  Finalizas – de ser factible, claro –, inmerso en una agresión física y en forma muy desafortunada en un genocidio.

Considero importante destacar, el que, en este contexto, suelan manifestarse un número significativo de adjetivaciones despectivas. Por lo cual, me atrevería a aconsejar a sus autores, preguntarse si: ¿acaso resultara ser, equiparablemente tan tonto/necio/idiota/estúpido/etc., suponer, que la adjetivación despectiva de ideas de terceros, resulta indispensable en toda contra-argumentación, así como, un método incuestionablemente eficaz – o más eficiente – de convencimiento – máxime, de no estar certificado en la materia – a diagnosticar grados de retraso mental – a pesar de carecer de certificación habilitante y fundamentalmente de un intercambio significativo –? Aun a sabiendas, según experiencia personal, de lo poco que parece preocuparles, el acarrear cierto grado de disonancia cognitiva en este particular – en aquellos excepcionales casos en donde ésta sea reconocida –. Puesto que, siempre podrán apelar a una reinterpretación conveniente de sus dichos. Es decir. En caso de ser interpelados respecto del planteo anterior, podrían argumentar que: no pretendían pasar por psiquiatra/psicólogo, tan solo expresaban algo, que se les presento – a razón de tu/s idea/s – como justificadamente obvio. Que, de alguna rebuscada forma, no pretendían menospreciar, ni tu inteligencia ni tu autoestima, tan solo pretendían otorgarle el preciso peso contra-argumentativo no-emocional, al repudio intelectual que sienten respecto de tu/s idea/s. Y solo, en tal sentido, debemos tomar sus otrora no, pero ahora sí (¿arrebatos intelectuales?): diagnósticos diferenciales injustificados, por intrusismo. Incluso, podrían intentar convencernos, que tan solo fue un mal entendido – preferentemente nuestro –, que en realidad, pretendieron decirnos algo diferente. O presentarlo, como una insignificante y completamente inocua opinión cuasi-justificada¿lindo rebaje no? –, puesto que, desafortunadamente, les faltaron unas pocas materias para certificarse. Y claro, siempre restara la posibilidad de apelar a nuestra compasiónaunque ellos, en similares circunstancias, salten a la yugular –, asegurando estar siendo víctimas de una injustificada y completamente desproporcionada persecución.
Claro. También podrían preguntarse: ¿cuán indispensable resulta ser esa particular adjetivación despectiva para fundamentar su contra-argumentación? ¿Acaso, solo le será posible retornar a la paz mental – intuyo que no muy difícilmente perdida, a pesar de estar inmerso en un intercambio de ideas –, si logran convencernos o ningunearnos – preferentemente mediante escarnio público ? Y ya que están, podrían preguntarse, por las circunstancias en que suelen perderla con cierta o extrema facilidad.

Resulta ser para mí, más una pose circunstancial de presunta tolerancia – poco creíble –, el afirmar que: solo critico tus ideas, no tu personalidad; que algo sostenible en un intercambio de ideas; en particular, cuando en éste – máxime de forma reiterativa –, se emplean términos como: tontería/tonto, necedad/necio, idiotez/idiota, estupidez/estúpido, etc. {”expresado como“/”entendido como“, en ocasión de ser distintos}.
Considero que, una actitud más eficiente (aun si tu objetivo fuese convencer a tu contraparte) – acarreando el problema de la no inteligibilidad asegurada –, seria emplear frases como: {de momento} no coincido con, {de momento} considero erróneo tal, {de momento} no logro comprender tal, “y afines”. Y, de considerarlo pertinente, agregar frases finales como: gracias por compartirlo. A sabiendas, eso sí, que un intercambio de ideas, puede abandonarse antes de convertirse en discusión o incluso escalar a otro nivel.
Según mi experiencia, serán muchos los que llegados a este punto, tomaran nuestro silencio argumental como evidencia de claudicación – en tal caso, nuestra contraparte, actuaba conforme estar inmerso en una discusión –. En consecuencia, considero poco probable, a la vista de las intenciones manifiestas de nuestra contraparte, que retomar el intercambio de ideas, logre siquiera transformar el presente método de comunicación en un dialogo.
Precisar, cuando y si, resulta necesario pasar de un dialogo, a una discusión, de esta a una agresión física y hasta finalizar en un genocidio, dependerá fundamentalmente de: nuestro grado de ingenuidad creer poseer la capacidad de forzar el convencimiento en otros e intolerancia intelectualidea insoportable, que ofende nuestra inteligencia, misma que resulta ser objetivamente muy superior a la de nuestra contraparte {pensamiento generalmente inexpresado, al menos, hasta incrementar el nivel} –.

En síntesis. Con respecto a: solo juzgo tus ideas y no tu personalidad. No concuerdo, en que, sea representativo (general) y menos aún totalizador, de lo acontecido en discusiones. Una y otra vez, he sido testigo de cómo la crítica de una idea concreta, amplía su espectro hasta abarcar la personalidad del otro (incluso, sin título de diagnóstico diferencial habilitante), con argumentos como: quien eso piensa no merece ser tomado en cuenta, quien eso piensa es un idiota, quien eso afirma demuestra no saber nada de – clase del objeto tratado, solo alguien con menos de un dedo de frente puede expresar tal cosa, y por el estilo. Incluso, cuando esos mismos argumentos, ahora denigrados, hayan sido considerados paradigma o gozaran de un alto prestigio como referentes, poco tiempo atrás.

Algo que, considero significativo respecto de la tolerancia, es la cuestión de: los agravantes (te viola el encargado de cuidar que no te violen). Suelen ser considerados como circunstancias agravantes de un delito. En nuestro contexto: mientras mayor sea el grado de disonancia cognitiva, mayor será el agravante.
Planteare algunas generalizaciones de mis experiencias al respecto:
§  Un ateo, básicamente suele sostener que: el dios(x) no existe (negación). Pidiendo a los teístas y afines que, le prueben su existencia (de momento dejemos de lado que: la prueba o incluso la demostración remite en última instancia a una nota esencial: el convencimiento {si no me convences, es que no tienes razón. Si ni siquiera logras convencer a un piojo como yo, ¿cómo esperas convencer a los expertos? (bueno, será un piojo, pero tamiza como si fuese un piojo experto – y por si fuera poco: infalible –)} y esta finalmente a: la confianza). Por lo que, no siendo convencidos por las pruebas de su interlocutor, concluyen que: tal entidad no existe. Incurriendo a mí entender en el paralogismo/falacia del ignorante, siendo incluso posible que coincidan (explícitamente) con ella, en otras ocasiones – disonancia cognitiva –.
§  Un escéptico [E], básicamente suele sostener que: no existen verdades o al menos que no son alcanzables por nosotros. Pero acto seguido, no percibe disonancia cognitiva alguna en burlarse de las verdades u opiniones de otros (en ocasión de no hacerlo con las propias). Como si para sostener su actitud (y los supuestos fundamentos que la apuntalan), no se necesite implícita o explícitamente, partir de algo (tomándolo como verdad o al menos, opinión de similar confianza a la de nuestro interlocutor).
§  Un subjetivista/relativista, básicamente suele sostener que: una verdad (universal/absoluta), resulta inalcanzable – puesto que, deviene siendo relativa al sujeto/objeto {¿acaso, en última instancia, no se remite al sujeto que profesa una postura relativista?} –, cayendo en similar disonancia cognitiva que un escéptico.
§  Un científico, básicamente debería sostener que: el conocimiento científico es provisional. Aunque, inmersos en una discusión, muy probablemente se lo eleve (claro honoríficamente) a verdadero (siendo que, frente a un epistemólogo, cabe la posibilidad – remota eso sí –, que intente pactar con que, dicho conocimiento es  provisional (pero, de la mejor calidad posible y listo)) y por lo mismo, caer en similar disonancia cognitiva que los anteriores.
§ 

Y siendo que, la gran mayoría de las veces, no nos percatamos de que estamos citando a otros (principio de autoridad) como fundamento de nuestras afirmaciones (u opiniones). Y en base a la confianza depositada en su autoridad, valoramos las ideas y/o personalidades de otros.
Consejo: quién experimente por sí mismo, todo cuanto argumente (realizando cada experimento y conociendo al detalle cada teoría implicada en la interpretación de sus resultados); debería preguntar a su interlocutor: al menos, yo solo expreso lo que he experimentado, ¿y Ud.?; {eso sí: de autorreferencial, nada}
Preguntas (retoricas) como: ¿solo si te dan la razón, es que la tienes?, intentan plasmar que: se trata de imponer a otros, lo que uno solo acepta arbitraria y circunstancialmente. Según mi experiencia, puedes exponer una batería de argumentos, experiencias personales, de terceros, incluso exponer a nuestro interlocutor a una experiencia ejemplificadora, en pos de una proposición; y aun así, no ser aceptadas (encontrando en ocasiones, explicaciones alternativas que pueden resultarnos inverosímiles). En definitiva: no le convencen. Es decir. Te piden que demuestres algo, pero en realidad lo que piden, es que se lo demuestres a ellos – que les convenzas –. No siendo el caso (básicamente por: insuficientes supuestos afines), acto seguido, concluyen que: no has demostrado nada (carácter universal). Aunque debieran haber expresado: bien, no me/nos convencisteis, más de ello, no se deduce la falsedad de tu hipótesisargumento que suelen esgrimir cuando son víctimas del mismo paralogismo/falacia –. Intentando apelar a algo así como: o me/nos convences o es que no tienes razón. Me gustaría, que se expresen: más tengo frio y menos hace frio.
En síntesis: Cuando en un intercambio de ideas se presentan frases como: esto es así y listo, no has demostrado nada en consecuencia es falso eso que afirmas/opinas, no sabes de lo que hablas {todas contra-argumentaciones indefectiblemente convincentes, ¿verdad?}; y las que aún más frecuentemente se presentan: esto es una soberana tontería, eso es absurdo, no te líes que no tienes ni idea, etc. {a pesar de que, según mi experiencia, son tan comunes como otras mucho más denigrantes}; el intercambio de ideas suele transformarse en discusión. Por lo que la cualidad tolerancia, parece ser significativa en los intercambios de ideasdiálogos –.

Tonto/Necio/Estúpido:
Persona que posee una inteligencia escasa, alguien torpe o con una conducta poco pertinente.

Idiotez:
Que padece idiocia. Que es poco inteligente.
Nota: a pesar de que, en términos médicos, equivale al retraso mental profundo, una enfermedad mental que consiste en la ausencia casi total en una persona de facultades psíquicas o intelectuales.

Razón, a la Descartes: {bueno, quizás} (esta me parece bastante coherente)
El conjunto de principios y axiomas lógicos necesarios y suficientes para dar cuenta de la experiencia (explicar el universo en función del hombre).
Bueno, a mi entender actual, el problema de esta definición radica en que existen varios sistemas lógicos que intentan dar cuenta de lo que suponemos (en perspectiva de 3era persona) son acontecimientos (intersubjetivos/objetivos); por lo que en última instancia termina siendo personalista (individuo) en lugar de general o incluso totalizador (especie).
§  Mi definición sintética de la razón, seria: sistema (estructura) que establece relaciones, arbitraria y circunstancialmente elegido y en última instancia, circularmente verificado.
§ 

Regalos de un espejito trucado:
§  Cuando un dialogo se calienta – comienza a parecerse a una discusión –, preguntemos (cortésmente) a nuestro interlocutor: disculpe, ¿pero Ud. sabe de lo que habla? Acto seguido, reconoceremos patrones de conducta afines al odio (intempestivo, a mi entender). Reafirmando así, mí fe depositada en la humanidad. Siendo que en raras ocasiones, se dará el efecto colateral, donde: el interpelado aprenda algo del proceso.
§ 

En esencia: ¿qué necesita un insulto – inteligibilidad mediante – para ser efectivo?
Acaso: ¿complicidad?

[E]: respecto de, los escépticos con que he interactuado, en casi su totalidad, podría limitarse su postura escéptica a la del cientificismo (escepticismo científico) – incluso he notado, mucha reticencia a considerar al conocimiento científico como un conocimiento no seguro ante la discrepancia –, y en no pocos casos, podría combinarse con alguna especie de realismo ingenuo. Han sido, extremadamente escasas las veces que he interactuado con un escéptico (más cercano al escepticismo filosófico: siento frio, en lugar de hace frio {Pirrón de Elis}). En consecuencia, han sido muy escasas, las veces, que he podido entablar un dialogo con los que denomino: falsos escépticos.

Nota: considero actualmente que, el problema fundamental de los círculos escépticos para alcanzar su objetivo – a mi entender, loable y necesario –, es: pretender que, personas con ideas acientíficas/acríticas, abandonen dicha metodología, burlándose directamente – en general, intentando ser exageradamente hirientes – de sus capacidades intelectuales o de sus ideasrespecto de este último, como si ello, en la práctica, no implicase un reacción idéntica, a la de un intento de burla directo de su persona –.
Y, a sabiendas de que: son muchos más, los que manifiestan un pensamiento acientífico/acrítico respecto de problemas significativos, ¿es necesario, ponerlos a la defensiva, y en ello, darles un objetivo en común – por ej.: debido a la auto-preservación de su auto-estima –?
A la vista, de mi análisis anterior, considero que: los círculos escépticos con los que he interactuado, hacen tanto bien como mal, para su objetivo. Considero que: va siendo hora, de ser más auto-críticos respecto de su desempeño. Que sea, exclusivamente un lugar de encuentro para aquellos con pensamientos afines – siendo para mí, en general, pseudo-escépticos/falsos escépticos –. Desde donde, poder burlarse de los que, emplean otra metodología – aunque, en general, limitada a específicos problemas –. Sintiéndose, poseedor de una respaldada superioridad intelectual – la dinámica de grupo (llegando incluso a grados de disonancias cognitivas como para: en una discusión entre pares, calificarse mutuamente de irracionales y ante una discusión con no-pares, esos mismos, respaldar su postura en la racionalidad del otro. Ya que, no solemos buscar la coherencia o la verdad en la disputa, arribados a cierto punto, tan solo buscamos ganarla) {como en no pocas familias} –.
Esta crítica, es extensible, a no pocos divulgadores científicos o de ciencia 
( pormenorización al respecto ), que he tenido el desagrado de conocer.

PD: Seguro nunca expresaríamos: no es un insulto es un hecho, ¿verdad?

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Regalo sobre actitudes:





















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