Se denomina así a
la discrepancia entre creencias o conductas contradictorias. Existen
experimentos mediante el corte del cuerpo calloso, donde esta aparente
tendencia de intentar ser coherentes (incluso inventando historias que lo
sustenten), se pone de manifiesto en la elección y la consecuente explicación
del porqué de ella.
En estas
situaciones siempre da la impresión de que, en realidad, no defendemos cierta
postura por una serie de razones (las que ofrecemos a los demás), sino que
damos esas razones porque defendemos cierta postura. Dicho de otra forma, no
nos molestamos en pensar lo que hacemos, pero sí que nos molestamos en pensar
cómo vamos a justificar (ante los demás y ante nosotros mismos) lo que hemos
hecho.
Una vez tomada una
decisión, nos cuesta reconocer que tal vez nos hayamos equivocado. Nos resulta
más fácil ponernos a defender la alternativa elegida con uñas y dientes, porque
así podemos percibirnos a nosotros mismos como personas coherentes, y porque,
además, defendiendo nuestra elección, nos convencemos de que hemos elegido bien
(si no ¿por qué iba a haber tantas razones para actuar como hemos actuado?), de
que somos personas sabias, con convicciones sólidas... y un largo etcétera.
Al parecer según
algunos autores las personas nos sentimos incómodas cuando mantenemos
simultáneamente creencias contradictorias o cuando nuestras creencias no están
en armonía con lo que hacemos. Por ejemplo, si normalmente votamos al partido A
pero resulta que nos gusta más el programa electoral del partido B, es posible
que sintamos que algo no marcha bien en nosotros. Según la teoría de la
disonancia cognitiva, las personas que se ven en esta situación se ven
obligadas a tomar algún tipo de medida que ayude a resolver la discrepancia
entre esas creencias o conductas contradictorias. En el ejemplo del partido
político, podemos optar por cambiar nuestro voto en las próximas elecciones, o
bien podemos dar menos valor a los contenidos del programa del partido B (por
ejemplo, recordando que en realidad pocos partidos cumplen con todo lo que
prometen en sus programas).
Es más que
probable que usted esté familiarizado con la siguiente situación: está
charlando tranquilamente con sus amigos y de repente unos comentarios sobre
política hacen que el ambiente empiece a cargarse. Pronto comienza una discusión en la que cada uno defiende a un
determinado partido, exponiendo a los demás sus razones. Todos conocemos más o
menos cómo terminan estas cosas: al final de la discusión nadie ha logrado su
objetivo, convencer a los demás. Lo más triste es que uno no puede evitar tener
la sensación de que los argumentos expuestos por cada bando sólo trataban de
convencer a sus propios partidarios. O al menos así lo parece.
En estas
situaciones siempre da la impresión de que, en realidad, no defendemos cierta
postura por una serie de razones (las que ofrecemos a los demás), sino que
damos esas razones porque defendemos cierta postura. Dicho de otra forma, no
nos molestamos en pensar lo que hacemos, pero sí que nos molestamos en pensar
cómo vamos a justificar (ante los demás y ante nosotros mismos) lo que hemos
hecho.
Y es que el ser
humano tal vez no sea un animal muy racional, pero de lo que no hay duda es que
es un animal un poco obsesionado por la coherencia. Y también por la
apariencia. Una vez tomada una decisión, nos cuesta reconocer que tal vez nos
hayamos equivocado. Nos resulta más fácil ponernos a defender la alternativa
elegida con uñas y dientes, porque así podemos percibirnos a nosotros mismos
como personas coherentes, y porque, además, defendiendo nuestra elección, nos
convencemos de que hemos elegido bien (si no ¿por qué iba a haber tantas
razones para actuar como hemos actuado?), de que somos personas sabias, con
convicciones sólidas... y un largo etcétera. Siempre tratando de quedar bien
con los demás y de ser capaces de dormir con la conciencia tranquila.
Este tipo de
fenómenos han sido bien estudiados por los psicólogos y cuentan desde hace
tiempo con explicaciones interesantes, como la teoría de la disonancia
cognitiva de Leon Festinger. Según este autor, las personas nos sentimos
incómodas cuando mantenemos simultáneamente creencias contradictorias o cuando
nuestras creencias no están en armonía con lo que hacemos. Por ejemplo, si
normalmente votamos al partido A pero resulta que nos gusta más el programa
electoral del partido B, es posible que sintamos que algo no marcha bien en
nosotros. Según la teoría de la disonancia cognitiva, las personas que se ven
en esta situación se ven obligadas a tomar algún tipo de medida que ayude a
resolver la discrepancia entre esas creencias o conductas contradictorias. En
el ejemplo del partido político, podemos optar por cambiar nuestro voto en las
próximas elecciones, o bien podemos dar menos valor a los contenidos del
programa del partido B (por ejemplo, recordando que en realidad pocos partidos
cumplen con todo lo que prometen en sus programas).
De la misma forma,
cuando en una discusión una persona deja clara su postura, a continuación se ve
obligado a dar argumentos a favor de la misma. Si no lo hiciera, se vería
obligado a reconocer que la alternativa contraria también es válida, lo que entraría en contradicción
con sus creencias previas, o tendría que admitir que en realidad no tiene
ninguna razón para sostener tal postura, lo que entraría en contradicción con
una creencia aún más importante: "soy una persona inteligente y con
fundamento". La teoría de la disonancia cognitiva es una hipótesis
sugerente que nos permite entender de forma sencilla muchas de las aparentes
paradojas y sinrazones del comportamiento humano, algunas de las cuales (como las anteriores) se
muestran en cada detalle de nuestra vida cotidiana. Y, frente a otras
explicaciones muy atractivas pero poco rigurosas de la interacción social,
cuenta con la ventaja de estar respaldada por numerosos experimentos.
Al famoso
científico cognitivo Michael Gazzaniga le debemos algunos de los más
interesantes. Este investigador se preocupó por estudiar los efectos que una
intervención quirúrgica, la comisurectomí a, podía tener sobre los
pacientes en los que se realizaba. La
operación se lleva a cabo en casos excepcionalmente graves de epilepsia y
consiste en seccionar el cuerpo calloso, un haz de fibras que conecta los dos
hemisferios cerebrales, de modo que los ataques epilépticos no puedan pasar de un
hemisferio a otro. Contrariamente a lo que cabría esperar, los pacientes
sometidos a esta intervención llevan una vida completamente normal y en raras
ocasiones es posible percibir efecto negativo alguno de la operación. Michael
Gazzaniga trató de encontrar una situación en la que se pudieran observar los
efectos secundarios de esta intervención.
En un experimento
famoso, Gazzaniga expuso a varios de estos pacientes a una situación en la que
a cada hemisferio cerebral se le presentaba una imagen distinta. Por ejemplo,
al hemisferio izquierdo se le presentaba la imagen de una pata de pollo y al hemisferio derecho se le
presente un paisaje con nieve. Como en estos pacientes el cuerpo calloso estaba
seccionado, la información no podía pasar de un hemisferio al otro. Esto
implicaba que el hemisferio izquierdo sólo "veía" la pata de pollo y
el hemisferio derecho sólo "veía" el paisaje con nieve. Después de
ver estás imágenes, los participantes tenían que elegir entre otros dos dibujos
aquél que tuviera alguna relación con lo que acababan de ver. Por ejemplo, se
les daba a elegir entre el dibujo de una gallina y el dibujo de una pala para
quitar nieve. En esta ocasión la respuesta correcta dependía por supuesto del
hemisferio del que se tratase. Si era el hemisferio izquierdo el que hacía la
elección, entonces la respuesta correcta era la gallina; pero si elegía el
hemisferio derecho, entonces la respuesta correcta era la pala.
Una paciente que
participaba en este experimento eligió la pala con la mano izquierda y la
gallina con la mano derecha. Obviamente, lo que había pasado es que cada
hemisferio había elegido y ejecutado la respuesta correcta. Lo interesante sucedió
cuando a la paciente se le preguntó por su elección. La respuesta la tuvo que
elaborar su hemisferio izquierdo, que es el que se encarga del lenguaje. Pero,
como este hemisferio no tenía acceso a toda la información necesaria para dar
una explicación (en concreto, este hemisferio no tenía constancia de que se
hubiera presentado la escena con nieve), se inventó una explicación de lo más
particular: "Muy fácil. La pata de pollo corresponde a la gallina y
necesito una pala para limpiar el gallinero".
Tal vez esta sea
la muestra más clara de hasta qué punto las personas necesitamos ser
congruentes con nosotras mismas y justificar nuestras acciones incluso cuando
las hemos realizado sin razón alguna o cuando desconocemos los motivos. Lo peor
es que esta tendencia a dar explicaciones de lo que hacemos acaba
convirtiéndonos en esclavos de lo que ya hemos hecho, de unas elecciones que,
de haberlo pensado, tal vez no hubiésemos realizado. Una vez elegida la pala,
preferimos ponernos a limpiar el gallinero antes que reconocer que no sabemos
por qué la elegimos. Y dado que, ya sea por ser impulsivos o por no pararnos a
pensar lo suficiente, rara vez sabemos por qué hacemos las cosas, gran parte de
nuestra vida se convierte en una actuación para nosotros mismos."
§ Artículo del Dr. Miguel Ángel Vadillo, escrito para la antigua Psicoteca en 2004.
Sesgos en la toma de decisiones y
predisposiciones conductuales
Muchos
de estos sesgos son estudiados por la manera en que afectan la formación de
creencias, las decisiones empresariales y la investigación científica.
§ Anclaje (anchoring),
obstinación, terquedad o empecinamiento:
§ La
tendencia común a depender demasiado o «anclarse» en un rasgo o parte de la
información cuando se toman decisiones. Como si lanzáramos un ancla para
estabilizar antes de un proceso racional, nuestra mente tiende a establecer un
cierto número de factores, circunstancias, creencias, etc., para hacer
comparaciones y jerarquías, que son inamovibles y no negociables. Cuando vamos
a una tienda, por ejemplo, y prácticamente el único elemento de comparación
entre productos similares es el precio, y todo lo demás desaparece ante
nuestros ojos y de nuestro entendimiento.
§ Aversión a la desposesión o
aversión a la pérdida (endowment effect):
Es la tendencia a
preferir evitar las pérdidas por la posibilidad de adquirir ganancias (teoría
de las perspectivas). Así, se demandará más para renunciar a un objeto de lo
que se estaría dispuesto a pagar para adquirirlo. Existe un cambio en la
percepción de los individuos cuando algo se presenta como prohibido. Al
prohibir algo el individuo pierde el objeto. Debido a la aversión a la pérdida
existe un desequilibrio en el deseo experimentado, se infravaloran las
conductas permitidas y sobrevaloramos las conductas prohibidas. Sabiendo esto,
es posible usar una Psicología inversa para manipular a los individuos en el
que se puede negar algo a alguien con el objetivo de que éste lo desee.
§ Descuento hiperbólico:
Dadas dos
recompensas similares, las personas muestran mayor preferencia por aquella que
llegue más pronto que por una posterior. La tendencia se incrementará conforme
ambos beneficios estén más cerca al presente. En este sentido, se descuenta el
valor del beneficio posterior por un factor que aumenta con la duración del
tiempo de espera.
§ Efecto Bandwagon o efecto de
arrastre:
Es la tendencia a
hacer (o creer en) algo porque muchas personas lo hacen (o lo creen). Está
relacionado con el pensamiento de grupo o el comportamiento gregario. El efecto
bandwagon (que tomó su nombre de la carreta que lleva la banda musical de un
tren de circo) dicta que la probabilidad de que una persona adopte una creencia
o conducta es directamente proporcional a cuántos otros ya la tengan, lo que
significa que existe una tendencia psicológica a seguir o imitar las acciones y
pensamientos de los demás, porque preferimos ajustarnos a lo pre-existente, ya
que es imposible no derivar nueva información de lo que otros piensan y hacen.
§ Efecto espectador:
Es un fenómeno
psicológico por el cual es menos probable que alguien intervenga en una
situación de emergencia cuando hay más personas que cuando se está solo.
§ Efecto denominación:
Es la tendencia a
gastar más dinero cuando está denominado en pequeñas cantidades (por ejemplo,
en monedas) más que en grandes (por ejemplo, billetes).
§ Efecto de encuadre:
Es la tendencia a
alterar las decisiones según sea presentada una misma opción. Como resultado,
se deducirán conclusiones diferentes a partir de la misma información
dependiendo de la manera como se presenta la información. En concreto, las
personas tienden a seleccionar opciones, dependiendo si la cuestión está
enmarcada para concentrarse en las pérdidas o en las ganancias.
§ Ilusión del control:
Es la tendencia a
sobreestimar el grado de influencia sobre otros eventos externos. De esta
manera, los seres humanos tienden a creer que pueden controlar o al menos
influir en las consecuencias o resultados que claramente no pueden controlar ni
influir.
§ Sesgo de atención:
La tendencia
implícita a que los estímulos emocionalmente relevantes en el propio entorno
mantengan o limiten la atención de manera preferencial.
§ Sesgo de confirmación:
Es la tendencia de
las personas a favorecer la información que confirme sus propios presupuestos o
hipótesis, sin importar si la información es verdadera.
§ Sesgo de congruencia o sesgo
de compatibilidad:
La tendencia a
comprobar las hipótesis exclusivamente por medio de pruebas directas, en
contraste con las pruebas de posibles hipótesis alternativas.
§ Sesgo de distinción:
Es la tendencia a
ver dos opciones como más diferentes cuando se las evalúa simultáneamente que
cuando son evaluadas de manera separada.
§ Sesgo de impacto:
Es la tendencia a
sobrevalorar la duración e intensidad de los futuros estados emocionales, basándose
en experiencias previas.
§ Sesgo de información:
Es la tendencia a
buscar información, incluso cuando esta no puede afectar a la decisión a tomar.
Puede crear la falsa impresión de que, por tener más información, el
razonamiento o la conclusión serán más veraces.
§ Sesgo del experimentador:
Cuando los
experimentadores tienden a creer, certificar y publicar datos que concuerdan
con sus expectativas con respecto al resultado de un experimento y desechar,
desacreditar o infravalorar las ponderaciones correspondientes a los datos que
parezcan estar en conflicto con sus expectativas.
§ Sesgo de punto ciego:
Es la tendencia a
no darse cuenta de los propios prejuicios cognitivos o a verse a sí mismo como
menos sesgado que los demás.
§ Sesgo retrospectivo o
prejuicio de la elección comprensiva:
Es la tendencia a
recordar las decisiones propias como mejores de lo que realmente fueron.
§ Prejuicio de desconfirmación
o sesgo de disconformidad:
Es la tendencia a
realizar un crítico escrutinio de la información cuando contradice sus
principales creencias y aceptar sin criterio aquella información que es
congruente con sus principales creencias.
§ Percepción selectiva:
Tendencia en la
cual las ansias, esperanzas o ilusiones afectan a la percepción.
§ Efecto del falso consenso:
Se refiere al
hecho experimentalmente comprobado de que la mayoría de las personas juzgan que
sus propios hábitos, valores y creencias están más extendidos entre otras
personas de lo que realmente están, ya sean por motivación, sesgo de
confirmación o percepción selectiva.
§ Sesgo de asociación visual:
Las personas
tienden a asociar una determinada experiencia con ciertas propiedades o
condiciones en el entorno que se produce. Si una de estas propiedades en una
experiencia (B) corresponde o se había producido también en una experiencia
diferente, digamos experiencia (A), la sensación o experiencia (B) se verá
influida por el recuerdo de la experiencia (A).
ü Según
Betina Piqueras, investigadora de la Universitat Politècnica de València, si un
postre se sirve en un plato blanco, parece más dulce. «El blanco del fondo puede
que afecte a la percepción del color del postre, haciéndole parecer de un rosa
más intenso, de ahí que la gente lo perciba como más intenso en sabor, y
consecuentemente, gustará más en comparación al fondo oscuro».
ü Asimismo,
una caja negra nos pesa más que una caja blanca, aunque ambas pesen exactamente
lo mismo.
ü Además,
si se usan tenedores grandes, platos pequeños y vasos altos y delgados, se
podrá dejar de comer antes, pues la cantidad de comida en relación a los platos
parece mayor de la experimentada anteriormente. Este efecto inconsciente ha
sido estudiado por Brian Wansink de la Universidad de Cornell. Reducir el
tamaño del plato permite reducir el consumo de entre 100 y 200 calorías. El
color de las cucharas y su peso también influyen en la percepción del sabor.
§ Efecto de lengua materna o
efecto de lengua extranjera:
Algunos estudios
confirman que el uso de una lengua extranjera minimiza los sesgos cognitivos a
la hora de tomar decisiones. Se ha propuesto que este efecto ocurre porque una
lengua extranjera proporciona una mayor distancia cognitiva y emocional que la
lengua nativa. La lengua extranjera obliga al sujeto a usar una parte más
lógica y menos dispuesta a los atajos mentales del cerebro.15
§ Efecto contraste:
Es el realce o
reducción de una cualidad o medida de un objeto cuando la comparamos con otros
observados recientemente.
§ Negación del ratio base:
Es un error que
ocurre cuando dado un dato D, la probabilidad condicional de una hipótesis H es
evaluada sin contar suficientemente con el ratio base o probabilidad a priori
de H. Por ejemplo, supongamos una ciudad con 100 terroristas y 1 millón de no
terroristas. Hay una cámara con detección de caras con un error del 1 % y por
tanto también con un 99 % de acierto. Si suena la alarma, ¿cuál es la
probabilidad de que sea terrorista? El conjunto total de la población es 1 000
100 personas. Si se aplica el prejuicio de negación del ratio base, se diría
que como el ratio de fallos es del 1 %, entonces la cantidad de fallos será 1
vez por cada 100. Así, si la cámara suena, él o ella será con 99 % de seguridad
un terrorista. Esta desviación se produce porque igualamos el número de
terroristas con el número de no terroristas en la ciudad, y así el error se
aplica por igual a la misma cantidad de gente respectivamente, es decir, se
obvia la gruesa base de gente que reduce la probabilidad. El verdadero cálculo
debería tener en cuenta que en la ciudad solo hay 100 terroristas en un millón
de habitantes. La probabilidad de que sea terrorista cuando suene, sería de 0.99*(nterroristas/ntotalenciudad)
= 0.99*(100/1.000.100), es decir: 99 en 1.000.100 (99/1.000.100 ~ 1/10.000). De
hecho, la mayoría de alertas de la cámara serían falsos positivos, siendo la
probabilidad de ser realmente terrorista (T) - dado que la cámara lo identifica
(I) como posible terrorista - es muy baja, usando el teorema de Bayes:
Es decir: dada la
escasez de terroristas en esa ciudad, la utilidad de la cámara detectora es
cuestionable (su precisión es demasiado baja).
§ Efecto foco:
Desviación de la
predicción del resultado; ocurre cuando las personas sitúan mucha más
importancia en un determinado punto o aspecto de un evento.
Por ejemplo, si se
pregunta primero: «¿En qué medida estás satisfecho con tu vida en general?»,
y después: «¿Cuántas
citas tuviste el mes pasado?», la mayoría de los sujetos no
relacionan las citas con su satisfacción. Sin embargo, si las preguntas se
hacen en orden inverso, la mayoría focaliza o se centra en el número de citas,
con lo que su satisfacción (respuesta a la segunda pregunta) dependerá del
número de estas. Este sesgo demuestra lo voluble y manipulable que es nuestro
juicio.
§ Deformación profesional:
Es la tendencia a
mirar las cosas de acuerdo con las convenciones o prisma de nuestra propia
profesión, olvidando cualquier otro punto de vista más amplio.
§ Efecto de cesión:
Es la tendencia de
las personas a dar más valor a algo tan pronto como lo poseen.
§ Defensa de estatus:
Es la tendencia de
los individuos, cuando estos se sienten amenazados o en evidencia a no pararse
a razonar, atender y reconocer los razonamientos de la contra. Es decir, cuando
el individuo se considera con cierto estatus, este tenderá a negar y a
defenderse de cualquier comentario que le contradiga incluso recurriendo al
autoengaño. Algunos autores indican que este comportamiento también puede ser
aprendido o potenciado llegando a la negación. Este comportamiento está
relacionado con la aversión a la pérdida.
§ Negación de la probabilidad:
Es la tendencia a
rechazar completamente cualquier probabilidad cuando se realiza la decisión
bajo incertidumbre.
§ Efecto laguna de exposición:
Tendencia de las
personas a expresar apetencias por cosas simplemente porque estas les son
familiares.
§ Prejuicio por omisión:
Tendencia a juzgar
acciones perjudiciales, lesivas o dañinas como peores, o menos morales, que
omisiones de acción, igualmente dañinas.
§ Sesgo por resultados o
prejuicio por resultados:
Tendencia a juzgar
una decisión por su resultado final, en lugar de juzgarla por la calidad o
acierto de la decisión, cuando fue realizada.
§ Falacia de planificación:
Tendencia a
desestimar o infravalorar los tiempos de finalización de las tareas.
§ Efecto de pseudocerteza:
Tendencia a hacer
elecciones adversas y de riesgo si los resultados esperados son positivos,
porque realizando búsqueda de las elecciones de riesgo se tiene la
preconcepción de evitar resultados negativos o no tan favorables.
§ Tendencia de riesgo cero:
Preferencia por
reducir un pequeño riesgo hasta cero, en vez de reducir de manera considerable
un gran riesgo.
§ Prejuicio de statu quó o defensa
del statu quó:
Tendencia de
algunas personas a valorar o apreciar en mayor medida las cosas que permanecen
estables.
§ Efecto de Von Restorff:
Tendencia de un
individuo a situarse en un modo de queja continua, para que sea recordado más y
mejor que el resto. En general, dice que un elemento que destaca o rompe la
norma será más recordado que otros elementos.
§ Teoría de la identidad
social:
Los individuos
tienden a anteponer la importancia de pertenencia a un grupo frente a los
argumentos sólidos. Las personas adoptan juicios erróneos o falsos solo para
permanecer dentro del grupo. El grupo puede llegar a influenciar en la conducta
de una persona. Además, en la masa el efecto dominó es mayor debido a que, una
vez iniciado, la masa es ciega y estólida. La mayoría de los actos de barbarie
se llevan a cabo con más facilidad si se perpetran en el mare mágnum de un
grupo. Un experimento llevado a cabo entre niños de 11 años de edad en un
parque público de Oklahoma, demostró lo sencillo que es inducir a la gente a
pertenecer a un grupo concreto y a formarse ideas hostiles o prejuicios hacia
los que no formen parte de ese mismo grupo. El fútbol podría adscribirse a esta
dinámica. La película La Ola incide en el asunto, desde otro punto de vista: un
profesor en Alemania instituye un régimen de extrema disciplina en su clase,
restringiéndoles sus libertades y haciéndoles formar en unidad.
§ Poder corrupto:
Existe una
tendencia demostrada en la que los individuos con poder son fácilmente
corrompibles cuando se sienten con plena libertad y sin restricciones. Este
sentimiento se ve incrementado si el individuo se ve reforzado con un
sentimiento de respaldo moral, se siente atacado o tiende a otros prejuicios
que le ayudan a justificarse. El Experimento de la cárcel de Stanford se
realizó en una cárcel ficticia en el sótano de la Universidad y se dividió a
los voluntarios aleatoriamente entre agentes y prisioneros. Los situados en el
grupo de agentes interiorizaron el poder y realizaron fuertes abusos a los
prisioneros. Popularmente quizá esta idea ha cuajado con el llamado «síndrome
del portero de discoteca».
§ Obediencia a la autoridad:
Es la tendencia a
seguir el liderazgo o figura de autoridad en un grupo o de una fuerte autoridad
(capacidad evolutiva), independientemente de los fuertes argumentos racionales
que se tengan en contra. El individuo puede admirar, temer, autoengañarse o
simplemente acatar las normas por el mero hecho de cumplimiento del deber, es
decir, tiene una propensión o tendencia a hacerlo. También denominada capacidad
humana para la crueldad. Si una autoridad nos permite violar la ley e incluso
traspasar la frontera de nuestra moralidad, sentimos propensión a hacerlo, tal
y como intentó demostrar el experimento de Milgram en 1963. Existe también en
la otra vertiente denominada prejuicios de amor propio o egoísmo lógico, que
hace que se desprecie el juicio de los demás, como criterio superfluo. Estos
prejuicios son opuestos a los de la autoridad, puesto que consisten en una
cierta predilección por lo que es un producto de nuestro propio entendimiento,
por ejemplo, por un sistema que nos pertenece. Lo que se hace es basar las
propias decisiones no en argumentos fuertes que las soporten, sino en el origen
o fuente de la proposición.
§ Sesgo de la responsabilidad
externa:
El ser humano
tiene tendencia a disfrutar, a sentirse reforzado y en calma cuando toma
consciencia de que no es responsable de sus actos. Aunque pudiera parecer
extraordinario, la consciencia de los individuos tiende a depositar las
decisiones en agentes externos. Esta tendencia se debe a aspectos evolutivos.
Algunos autores argumentan que este comportamiento se debe a que las
consciencias que permiten ser dominadas por un ente considerado superior,
sobreviven y las que no lo permiten desaparecen. La capacidad para parecer
superior y no controlable por los demás no es otra que la capacidad para ser
líder, incluso si este toma malas decisiones o es un mal gestor. El líder
además se caracteriza principalmente por su capacidad de influir en las
emociones de los que le rodean. Estas emociones pueden ser miedo-deseo,
ira/odio-compasión/tranquilidad. Un líder es manipulador y motivador al mismo
tiempo porque mueve usando emociones. El líder usa fundamentalmente, adjetivos
abstractos (honor, bondad, compañerismo, patria) y la capacidad de sugestionar,
es decir, «dar a entender algo» pero no decirlo. Esto es así pues la fuerza de
sus palabras es mayor cuando el sujeto termina sus deducciones pues las cree
suyas. Un líder, en el sentido de este sesgo, debe evitar los hechos y la
argumentación lógica o práctica pues si quiere sacar ventaja de este sesgo debe
acceder a los valores y emociones de las personas. La capacidad para ser líder
puede haber sido motivada por una aversión a la pérdida de control. Un líder
será fuerte en cuanto, independientemente de los argumentos, sea valorado como
más fuerte o superior. Para ello la manipulación, empequeñecimiento continuo de
los subordinados, rituales de poder e incluso la fuerza es el mecanismo de defensa
para ser considerado superior. Estos comportamientos se encuentran en los
comportamientos evolutivos heredados de las asociaciones en manadas, luego
tribales y más tarde en organismos de poder. Aquellos que no fueran capaces de
derrocar al líder o estamento de poder deberían estar con él. Por otro lado,
las probabilidades de supervivencia fuera del grupo son reducidas. Esto lleva a
pensar que la consciencia ha evolucionado para crear un mecanismo que facilite
la asimilación y permanencia agradable con los líderes, entregando y
facilitando la propia voluntad. Asimismo, los líderes han sido premiados
evolutivamente aunque en menor medida numérica, sobre todo en las agrupaciones
pequeñas; más tarde, los rasgos personales de líder han sido substituidos por rituales
y organismos de control que aseguran los cargos vitalicios. Esta tendencia
humana se observa en otros sesgos como el de Obediencia a la autoridad, también
en muchos aspectos documentados en los que una persona elige libremente el
estado de esclavitud (véase también síndrome de Estocolmo o la frase española
«¡Vivan las cadenas!»). En otros casos, los individuos rechazan la libre
elección y ponen voluntariamente en manos de otros su libertad o poder de
decisión democrática favoreciendo dictaduras. Otras veces, es respaldada solo
si la dictadura demuestra fortaleza o dotes de liderazgo, aunque otras razones
más fuertes la contradigan. También se observa en el placer que experimentan
algunos individuos al entregarse completamente a otra persona, ya sea su pareja
en el amor, o en versiones extremas en masoquismo. Todas estas actividades son
de extrema importancia para la evolución. Asimismo, la religión es otra
variante en la que los humanos encontramos paz, al entregar nuestras
responsabilidades y destinos a un ser siempre considerado supremo. Otros
autores indican que un exceso de libertad de elección provoca un estrés en el
individuo debido a la diferencia entre las expectativas de resultados que el
individuo deposita en las ventajas de la libre elección y los resultados
obtenidos. Objetivamente, los resultados de la libre elección son mejores y más
afinados que sin la elección; sin embargo esto es obviado. Esto es así debido a
que la libre elección crea, cuando los resultados son recordados, un sentimiento
de culpa autoinfligida por la tendencia de poner unas mayores expectativas
cuando existe libre elección. Sin libertad de elección, el individuo se libera
de culparse y de la responsabilidad incluso cuando los resultados fueron
menores a los esperados. Estos dos factores, sesgo en las expectativas y
selección de pertenencia al grupo, explican por qué independientemente del
lugar en el que nos encontremos todas las comunidades poseen figuras líderes, y
es porque la evolución ha propiciado una consciencia que alimenta y gratifica
positivamente la sumisión a este.
§ Efecto de
sobrejustificación:
Ocurre cuando un
incentivo externo, como el dinero o los premios, reduce la motivación
intrínseca a la hora de realizar una tarea. De acuerdo con la teoría de la
propia percepción, los individuos prestan mayor atención al incentivo y menor
atención a la satisfacción y diversión que se recibe de realizar una actividad.
El efecto final es un cambio o desplazamiento de la motivación a factores
extrínsecos socavando los preexistentes motivadores intrínsecos. Es decir, se
trata de una motivación condicionada que puede desaparecer al eliminar o
cambiar el estímulo. Este fenómeno se puede dar en la educación de cualquier
disciplina. Este efecto provoca controversia porque pone a prueba los hallazgos
previos sobre teorías de refuerzo y también la aceptada forma de incentivo en
las aulas. Algunos autores incluso argumentan que la religión, cuando decide
premiar y penalizar los buenos y malos comportamientos, socava de esta manera las
verdaderas motivaciones intrínsecas de las personas.
§ Efecto de percepción
ambiental:
Se ha demostrado
que el ambiente produce una gran influencia en el comportamiento de los
individuos. Más allá de los genes, educación, un individuo varía su comportamiento
en función de cómo percibe su entorno. En un ambiente de caos, deterioro y
suciedad, las personas tienden a ser más incívicas, más caóticas y también a
cometer más acciones vandálicas o incluso delictivas. Es más importante
arreglar con premura el entorno, reprender con premura y continuadamente que
una mayor fuerza o dureza de las leyes. Existen varios experimentos que han
mostrado dicha correlación.
ü El
experimento de la cárcel de Stanford de Philip Zimbardo hizo que un ambiente
estresante provocara, en gente pacífica y educada, un comportamiento violento.
ü En un
experimento diseñado por Hugo Harsthorne y Mark A. May, en los años veinte en
Nueva York, se sometió a 11 000 estudiantes entre 8 y 16 años a un test para
medir el grado de honestidad. Se les dio un libro con las soluciones y se les
dijo que no las miraran. Lo sorprendente fue que no hallaron pautas fijas ni
grupos coherentes. Se volvió a repetir el experimento con los mismos
estudiantes, cambiando variables, y de nuevo no hubo pautas. Se observó que
cambiaron tanto los tramposos, como las condiciones en las que hicieron trampa.
Concluyeron que la honestidad no está unificada. Con frecuencia, una persona
puede ser honesta en una situación determinada y no serla en otra situación
dependiendo del entorno, las personas tratadas, etc.
ü Existen
individuos independientemente de su etnia y cultura, que en su país se
comportan cívicamente, en otros ambientes más permisivos o caóticos cambian
radicalmente o regularmente. Ej.: Algunos turistas se permiten realizar
comportamientos que nunca harían en su país a pesar de conocer que son
perjudiciales e igualmente prohibidos en los países de acogida.
ü En
1980 la ciudad de Nueva York era una de las ciudades más inseguras. En lugar de
incrementar la dureza de las leyes o la dureza policial, se organizó un potente
efectivo de limpieza. Los grafitis no duraban más de una hora, los cristales y
arañazos eran arreglados rápidamente. El metro empezó a dar una cara más amable
a pesar de los actos vandálicos, que con el tiempo empezaron a disminuir. La
dureza penal y la vigilancia policial no se incrementaron. Nueva York pasó a
ser una de las ciudades más seguras. Se vio, por tanto, una coherencia entre
estos factores que apuntan a dicha causalidad, aunque otros factores no pueden
ser desestimados.
§ Tendencia del momento
actual:
Esta tendencia
también podría ser denominado como hedonismo, e incluso parece tener raíces
clásicas, filosóficas y poéticas. Según algunos estudios, los seres humanos
tienden a dejar el sufrimiento para después y prefieren el placer del ahora, en
otras palabras, apenas podemos imaginar situaciones futuras que puedan alterar
nuestros comportamientos y expectativas actuales. Así que, para un simple
ejemplo, un estudio realizado en 1998 demostró que cuando se trata de elegir los
alimentos de la próxima semana, 7 de cada 10 personas optan por una fruta, pero
si la elección se refiere al día de hoy, 7 de cada 10 se inclinan por un
chocolate.
§ Inclinación a la
negatividad:
Por un mecanismo
curioso a la vez mental y social, es muy común que el aspecto negativo de las
cosas sea más atractivo que lo positivo. Malas noticias, por ejemplo, son más
conocidas que las buenas, en cualquier nivel de socialización. Al parecer no se
trata de un problema que se explique únicamente por la morbilidad (esto es solo
una consecuencia paralela), sino que culturalmente aprendimos a pensar que la
mala noticia es, en esencia, más importante o profunda, según algunos una
reminiscencia evolutiva del pasado, en la que saberse mover entre la
negatividad del mundo significaba más probabilidades de adaptarse y sobrevivir.
Sesgos en la
probabilidad y creencias
Un
sesgo es un error que aparece en los resultados de un estudio debido a factores
que dependen de la recogida, análisis, interpretación, publicación o revisión
de los datos que pueden conducir a conclusiones que son sistemáticamente
diferentes de la verdad o incorrectas acerca de los objetivos de una
investigación.
La
probabilidad es la posibilidad de que algo pueda ocurrir o sea el caso. La
teoría de la probabilidad se usa extensamente en áreas como la estadística, la
matemática, la ciencia y la filosofía para sacar conclusiones sobre la
probabilidad de sucesos potenciales y la mecánica subyacente de sistemas
complejos.
Una
creencia es un modelo creado por la mente para satisfacer un deseo,
generalmente sobre un hecho real o imaginario, del cual se desconoce o no se
acepta, una alternativa o una respuesta racional. En una creencia todos
aquellos individuos que compartan dicho deseo darán por buena una proposición y
actuarán como si fuese verdadera, aunque no lo sea.
Muchas
de estas desviaciones se estudian en investigación experimental y con
frecuencia son estudiadas debido a que afectan a las decisiones en los negocios
y la economía.
§ Efecto de ambigüedad:
La evasión o
rechazo directo de las opciones que por falta de información parecen tener una
probabilidad incierta o desconocida.
§ Obstinación, terquedad o
empecinamiento o anchoring:
Véase «Anclaje».
§ Sesgo antrópico:
Es la tendencia de
una persona a sesgar las evidencias ya que han sido influenciadas por los
efectos de una observación selectiva. Esto es, básicamente una generalización
extrema del prejuicio de confirmación o de desconfirmación, envolviendo no solo
el conjunto de ideas, memoria y metodología sino también el modo en el que uno
se ve a sí mismo como entidad investigadora del entorno.
§ Desviación de la
atención:
Negar la
información relevante cuando se realizan valoraciones relacionales o
asociativas.
§ Heurística de
disponibilidad:
Es una predicción
sesgada, debido a la tendencia a centrarse en el beneficio o suceso más
sobresaliente, más familiar y emocionalmente cargado. Es decir, al juzgar
grosso modo una probabilidad esta tiende a estar influenciada no por
acontecimientos objetivos sino más bien por la experimentación emocional del
sujeto o a través del suceso más sobresaliente que haya sufrido este.
§ Heurístico de
representatividad:
Regla general en
el que la gente juzga la probabilidad o frecuencia de una hipótesis,
considerando cuánto se parece la hipótesis de los datos disponibles en lugar de
utilizar un cálculo bayesiano.
§ Prejuicio de creencia:
Es la tendencia a
basar las valoraciones o evaluaciones en creencias personales.
§ Creencia overkill:
Ocurre cuando una
persona tiende a traer todas sus creencias y valores, una tras otra para apoyar
una determinada posición. Todas sus creencias y valores apuntan a la misma
conclusión que quiere apoyar.
§ Ilusión de serie o
apofenia:
Es la tendencia a
ver patrones donde realmente no existen. La ilusión de grupo o serie se refiere
a la tendencia natural del hombre a asociar algún significado a ciertos tipos
de patrones o series que inevitablemente deben aparecer en cualquier lista de
datos extensa.
§ Pareidolia:
Un tipo de error
de confusión en la percepción debida a la natural asociación e instinto social
de reconocimiento de expresiones faciales y objetos comunes que se produce
cuando al introducir un estímulo vago este se percibe como algo claro,
distintivo o altamente significante. Pueden estar provocados por sesgos de memoria
(errores en la red neuronal bayesiana de asociación que nos hacen creer haber
visto algo que realmente no vimos), por sesgos de confirmación, o por sesgos
naturales de asociación.
Ejemplo: Percibir formas y
caras en las nubes.
§ Falacia del jugador:
Es la tendencia a
asumir que eventos aleatorios individuales están influidos por eventos
aleatorios previos.
Ejemplo: «La moneda tiene
memoria».
§ Prejuicio de
retrospectiva o recapitulación:
Conocida también
como el efecto «Siempre
supe que iba a pasar, lo sabía» o «ya lo había supuesto», muestra la
inclinación a ver los hechos pasados como fenómenos predichos o predecibles.
Los individuos están, en realidad, sesgados por el conocimiento de lo que
realmente ha pasado cuando evalúan su probabilidad de predicción. Sin
conocimiento del futuro no hubieran tomado decisiones diferentes o correctas.
Este prejuicio es en realidad producido por un error en la memoria, es un
efecto menor del déjà vu. Véase falacia del historiador.
§ Falacia de la proyección
mental:
La sensación de
que las probabilidades son (y representan) propiedades intrínsecas de la física
más que una descripción del conocimiento personal y limitado de la situación.
§ Sesgo de autoservicio o
sesgo hacia mi lado:
Es la tendencia de
algunas personas a errar en su observación e ignorar pruebas o hechos en contra
de la postura que defienden. También reclaman mayor responsabilidad en los
aciertos y éxitos que en los errores. Además, en cuanto aparece información ambigua
la interpretan de un modo que beneficia sus intereses.
§ Efecto de negación de
precedentes:
Es la tendencia de
algunas personas a evitar incorporar probabilidades o sucesos precedentes muy
bien conocidos que pueden ser importantes en la decisión a tomar.
§ Efecto del observador
expectante o Efecto expectativa del observador:
Este efecto se da
cuando, por ejemplo, un investigador espera un determinado resultado y después
inconscientemente manipula un experimento o malinterpreta los datos con objeto
de encontrarlo. Este efecto se suele dar en muchas investigaciones
paranormales.
§ Efecto de sujeto
expectante:
Es otro sesgo
cognitivo que ocurre en la ciencia cuando un sujeto espera un resultado
determinado y por consiguiente manipula inconscientemente los datos de un
experimento. Se diferencia del efecto del observador expectante en que la
manipulación la realiza no el observador sino el mismo paciente. Se da
especialmente en medicina donde es denominado efecto placebo o efecto nocebo,
dependiendo en si la manipulación del sujeto ha sido para incluir un efecto o
para omitirlo. Para eliminarlo se usa el Ensayo doble ciego o enmascaramiento.
§ Desviación o sesgo
optimista:
Es la tendencia
sistemática a ser demasiado optimista sobre los beneficios de cualquier acción
planeada.
§ Sesgo de beneficio
positivo:
Es la tendencia de
algunas personas a predecir o sobrestimar la probabilidad de que le ocurran
buenas cosas a ellos (Es una generalización Desviación optimista).
§ Efecto superconfianza: Es la
tendencia a confiar demasiado en las habilidades propias o personales.
§ Efecto de
sobreatribución, sesgo de correspondencia o error fundamental de atribución:
Es la tendencia o
disposición de la gente a sobre-dimensionar los motivos personales internos a la
hora de explicar un comportamiento observado en otras personas, dando poco peso
por el contrario a motivos externos como el rol o la situación, para este mismo
comportamiento. La gente tiende a obviar los motivos externos y cree más e
incluso amplifica los motivos genéticos o de carácter internos. Por otro lado,
cuando las personas piensan sobre sí mismas atribuyen su éxito a una cualidad
personal interna (inteligencia, bondad, fuerza, carácter) y sus fracasos a
circunstancias externas (mala suerte, desventaja, manías). Cuando la gente
piensa en otros, atribuyen los aciertos de los demás a circunstancias externas
(tuvo suerte, tuvo ventaja) y los fallos a debilidades o características
internas (tiene mucho carácter, él no es suficientemente fuerte, inteligente).
§ Sesgo de la debilidad y
de fortaleza o prejuicio de la debilidad y de fortaleza:
Es la tendencia de
las personas a juzgar como permisibles o creer con mayor fuerza los
comportamientos y los argumentos de las partes más débiles. La justificación de
los actos de los demás debido a su debilidad no es un argumento para la ética
de los hechos, ni una evidencia de la verdad de una aseveración. Este sesgo se
muestra claramente en la película Dogville. Igualmente se da este hecho a la
inversa, es decir, algunas personas tienen la tendencia a pensar que las más
fuertes, físicamente o intelectualmente son más poseedoras de la verdad sin
atender a sus argumentos. Véase prejuicio de statu quó.
§ Sesgo de la simetría:
Es la tendencia a
considerar como ciertas y mejores los argumentos y razonamientos en los que
exista una simetría dual clara. La existencia de una simetría, aunque hace al
argumento más bello e idóneo para nuestros prejuicios no implica la veracidad
de la misma. Este error se produce con mayor frecuencia cuanto más general sea
la afirmación deducida.
ü «La
luz es blanca o negra» frente a «la luz está compuesta por diversos colores».
ü Preferencia
a elegir entre dos partidos políticos que entre cinco.
§ Efecto de polarización:
Se incrementa la
fuerza de una creencia en ambas posturas o bandos respectivamente después de la
presentación de pruebas neutrales, débiles o evidencias confusas que resultan
de una asimilación sesgada. Esta polarización se da en muchos idealismos y
radicalismos. Cuando los entusiastas de una cierta idea están cegados por sus
prejuicios personales acerca de las demás posibilidades y positivamente sobre
las propias confirman sus creencias sin escrutinio, aunque evalúan críticamente
las creencias del contrario. Es decir, las pruebas confusas o argumentos
débiles ayudan a separar más a ambos bandos y no a provocar conversiones.
§ Efecto de primacía o
efecto de la primera impresión:
Es la tendencia a
valorar, en algunas situaciones, más los eventos iniciales que los siguientes
eventos.
Ejemplo: en una
presentación se tienen en cuenta en mayor medida las primeras diapositivas o
los primeros minutos que los demás.
§ Efecto el último evento:
Es la tendencia a
ponderar y a dar más importancia a los eventos recientes en mayor medida que
los eventos más lejanos en el tiempo, incluso en un mismo día.
Ejemplo:
movimiento en las colas de un atasco, si al principio se va muy rápido y al
final se hace esperar lo suficiente, el evento más reciente será el que predomine.
§ Efecto de retrospección
«color de rosa»:
Es la tendencia a
valorar los eventos pasados más positivamente a cómo los han valorado ellos
mismos en el momento en el que los eventos ocurrieron. Un proverbio en latín
resume este efecto: «Memoria praeteritorum bonorum» (es decir, ‘el pasado
siempre se recuerda como mejor’).
§ Efecto de decimación
numérica:
Es la tendencia a
juzgar la probabilidad de la totalidad como menor que la suma de probabilidad
de cada una de las partes.
Ejemplo: se considera
menos probable morir de alguna causa natural que morir por un ataque del
corazón más la probabilidad de morir de cáncer. Normalmente y de manera
inconsciente, la suma de las partes supera a la probabilidad total estimada.
§ Falacia de la conjunción
o falacia de la unión:
Es la tendencia a
asumir que las condiciones locales o específicas unidas son más probables que
una general. Sin embargo, matemáticamente la probabilidad de dos eventos
ocurriendo juntos (en conjunción) será siempre menor o igual a la probabilidad
de uno de ellos ocurriendo solo.
§ Preferencia rítmica:
Se ha demostrado
que los sonidos rítmicos son evaluados como más bellos, importantes y con
frecuencia incluso evaluados como más ciertos que aquellos que son arrítmicos. Asimismo,
los sonidos y frases rítmicos son más fácilmente recordados. Este efecto tiene
relación con el sesgo de simetría. Algunos ejemplos:
ü El
poder comercial que posee la rima se puede observar en los anuncios
publicitarios (e.g. «el frotar se va a acabar»).
ü La
poesía, que para muchos es la quintaesencia del pensamiento bello. Y por
supuesto el uso de la rima en las canciones es un uso evidente de esta
predilección cognitiva del ser humano por la rima. Un cantante puede sesgar la
opinión de las masas usando la rima con mayor facilidad que leyendo un discurso
en prosa.
ü En
política y debates el uso de refranes o frases rítmicas o entonaciones con un
sistema predecible y rítmico hacen el mensaje más agradable a los oyentes. Las
ideas sintetizadas en frases cortas y potentes, apela más fácilmente a nuestros
sentimientos y, por tanto, a lo que creemos cierto.
ü Los
psicólogos Matthew McGlone y Jessica Tofighbakhsh usaron refranes rimados y
sin rima con un grupo de participantes.Tras pedir a los participantes que
puntuaran la precisión de dichos refranes para describir el comportamiento
humano, los refranes rimados obtuvieron mayor puntuación. Sencillamente, eran
cápsulas de sabiduría más memorables y atractivas. Y sobre todo más fáciles de repetir.
ü Algunos
autores como Richard Wiseman, explican que este sesgo o prejuicio de la rima se
ha usado incluso en los tribunales: Johnnie Cochran defendió a O. J. Simpson
utilizando la frase: «If the gloves don’t fit, you must acquit» (literalmente:
‘si no le sirven los guantes, tienen que absolverlo’).
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§ Fuente Wikipedia.
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